La totalidad de la correspondencia entre el filósofo francés Louis Althusser y su compañera, Hélene Rytmann, prologada por Bernard-Henri Lévy, acaba de publicarse y amenaza en convertirse en uno de los éxitos editoriales del verano europeo. La curiosidad por conocer el pensamiento del marxista más importante de la segunda mitad del siglo XX se acicatea con el morbo que genera el episodio del asesinato de la mujer que hizo ingresar al pensador al Partido Comunista francés.

El 16 de noviembre de 1980, Althusser, un maníaco-depresivo con múltiples episodios de internación (que incluían, muchas veces, tratamientos con electroshocks), se desencadenó la tragedia en rue d'Ulm. El filósofo, sumergido en un delirio onírico, estranguló a su mujer; desencadenado el episodio, pidió ayuda, fue internado y la señora, enterrada. En marzo de ese mismo año, moría, atropellado por una camioneta, el crítico cultural Roland Barthes.

Althusser, profesor en la Escuela Normal Superior, formó una camada de intelectuales entre los que se cuentan Pierre Macheray, Etienne Balibar, Jean-Claude Milner, Jacques-Alain Miller, María- Antonietta Macciocchi, Michel Tort y Nicos Poulantzas, entre otros: su aporte fue releer a Marx en clave estructural.

Ahora, con la publicación de "Lettres a Hélene" (Grasset), podrá conocerse su método de trabajo; sus borradores e ideas, quien primero los leía era, precisamente, quien después se convirtiera en víctima. En el departamento de Althusser en París no sólo se encontró el manuscrito de "El porvenir es largo", publicado en 1992, una autobiografía conmovedora. Estragado por la culpa, el hombre había muerto dos años antes, en un asilo para dementes.