Una persona es verdaderamente famosa, por ejemplo, cuando su nombre no necesita de apellido, o cuando su nombre y apellido se convierten en una avenida, en una plaza, en una marca, en una ley, en una estrella o en un postre.

Y ese último ítem la cabe a Ana Pavlova, la bailarina rusa que inspiró el famoso postre.
Mozo …¡¡una Pavlova!! Claras de huevo, azúcar, crema de leche, jugo de limón, fresas, una pizca de sal, azúcar impalpable y listo. La Pavlova.