La historia es la de Adam, un chico de 17 años, que a bordo de su auto sufre un desafortunado accidente que concluye con un accidente en el que atropella a un motociclista que muere producto de las heridas. Adam llama al 911, observa morir a su víctima y escapa del lugar.

Su padre juez en la ciudad de New Orleans decide acompañarlo y entregarlo a la policía pero no llega a hacerlo porque descubre que el muerto es el hijo de uno de los principales gangster de la ciudad. Bryan Cranston (el juez Desiato) y Michael Stulhbarg (el mafioso Jimmy Baxter) componen el juego del gato del ratón en un espiral de acontecimientos en el que uno intenta cubrir los rastros de su hijo y el otro intenta averiguar quien es el responsable de la muerte del suyo.

Estos dos grandes actores llevan el peso de un argumento en el que hasta donde están dispuestos estos hombres para conseguir su objetivo. Cada capítulo corre en una sentido u otro sacando pistas y ases en la manga que complican la trama para avanzar hacia un final que solo puede aportar dolor. 
Tal vez la serie peca de abrir demasiadas puertas de historias secundarias (curiosamente se cita en uno de los capítulos, el consejo de una madre a su hijo: “profundiza, no abarques”) pero el resultado final es positivo. La serie tiene una gran elenco actoral, una buena fotografía y una excelente dirección que matiza alguna diferencia del guión y consigue componer una producción atractiva.