La propuesta es interesante desde el comienzo y aunque algo previsible es fácil atornillarse al sillón y maratonear los siete episodios que tiene la serie. Kevin Hart compone a Kid, un famosísimo humorista y actor de películas de superhéroes que en medio de una gira por Estados Unidos regresa a su ciudad natal: Filadelfia.

Allí se reúne con su hermano mayor Carlton (Wesley Snipes) que siempre ha sido un agujero negro en la vida del actor, que siente, que a pesar de los continuos tropiezos económicos y problemas en los que está metido, debe responderle y ayudarlo por que son familia. Esta es la vida del hombre al que todos se acercan para pedir algo -especialmente Carlton- y que está rodeado de un entorno que trata de protegerlo para que el negocio que representa siga en marcha.

La trama se pone en marcha cuando luego de una noche de excesos, Kid se despierta en su hotel de lujo con una mujer muerta en su cama. Carlton quiere ayudarlo y lo pone en contacto con Ari (un mafioso griego compuesto por Billy Zane) que puede hacer desaparecer el problema  pero que, además, lo extorsiona pidiéndole seis millones de dólares. A partir de esta premisa cada decisión que toma Kid parece encaminarlo, más que a una solución, a un problema aún mayor.

La historia tiene como eje la propia vida de Kevin Hart por lo que el peso del argumento recae sobre él, pero la verdadera joya de la corona es la actuación de Wesley Snipes que pone en pantalla a un perdedor y envidioso que es capaz de vender su alma al diablo. Por otra parte, Billy Zane cumple con creces dándole vida a un mafioso inescrupuloso y cínico que goza con la desesperación del que ve todo su universo en riesgo. También podemos rescatar entre los secundarios a Theo Rossi que protagoniza al fan número uno de Kid y es capaz de todo para estar al lado de ídolo.

La historia rodeada del glamour y el acceso a lugares a los que los simples mortales no pueden ni soñar llegar, sirven como contraste para sopesar lo que está en juego y que es capaz de hacer cada uno para mantener el status quo que ha sabido conseguir.

“Una Historia Real” no es la serie perfecta, tiene varios giros predecibles y otros inverosímiles pero, ciertamente, es entretenida y fácil de ver. Es la serie que nos va a hacer pasar un buen fin de semana, mientras esperamos algún estreno  que nos cambie la ecuación.

Ficha
“Una Historia Real”
Netflix – Miniserie de 7 capítulos