El consultor privado de ganados y carne vacuna, Víctor Tonelli, señaló que el consumo interno de carne vacuna ha experimentado una disminución significativa debido al aumento de los precios en la hacienda y en el mostrador. Según él, esto se debe en parte a la participación cada vez mayor de las exportaciones en la oferta total disponible, favorecida por la liberación de las prohibiciones y restricciones a las exportaciones.

En este sentido, las exportaciones representaron más del 30% del total en diciembre y cerca del 33% en enero. Esta tendencia ha contribuido al encarecimiento de los valores en el mercado local. A su vez, se ha observado una caída en el poder adquisitivo y el volumen de consumo, que ha promediado alrededor de 40 a 42 kilos por habitante por año, debido a la inflación.

En cuanto a los precios actuales de la hacienda, que oscilan entre $1.700 y $1.800 el kilo vivo, se espera que se mantengan durante febrero, lo que implicaría un precio promedio de la carne entre $6.000 y $6.500, lo que significaría un aumento del 10% respecto de enero.

Por su parte, el presidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (CAMyA), Sergio Pedace, afirmó que los precios de la carne vacuna se irán afirmando y aumentando gradualmente para acompañar la inflación. Según Pedace, esta subida ya no depende tanto del consumo interno, ya que la gente ha optado por otras alternativas como el cerdo y el pollo, cuyo precio se ha mantenido más estable.

Finalmente, Pedace destacó que el precio de la carne vacuna dependerá del valor del dólar, de las exportaciones y de la cantidad de novillos disponibles para exportar. Además, señaló que debido a la sequía, el rodeo se ha reducido, pero se espera que se recomponga en un plazo de aproximadamente un año y medio o dos, si se logra la previsibilidad necesaria.