Julián Álvarez lo miró desde el banco, pero no fue el único: todos sus compañeros en el banco de suplentes vivieron la misma situación. Leipzig y Manchester City igualaron 1 a 1 en Alemania por la ida de los octavos de final de la Champions League, en un partido en el que, curiosamente, Pep Guardiola no hizo ningún cambio. Riyad Mahrez abrió la cuenta en el primer tiempo y Josko Gvardiol lo igualó en la segunda mitad.

El equipo inglés no hizo un buen partido en absoluto. En el primer tiempo dominó por peso específico, aunque consiguió la ventaja tan sólo por un par de errores rivales. Tras una pérdida en salida Ilkay Gundogan aguantó de espaldas y dejó correr ante la falta de reacción de Gvardiol. La pelota corrió y Mahrez, con toda tranquilidad, abrió la cuenta.

En el complemento, urgido por la necesidad del resultado, el local se adelantó unos metros y fue un poco más agresivo, ante la pasividad alarmante del visitante. No logró crearle demasiadas situaciones de gol, pero lo neutralizó por completo.

Finalmente, cuando quedaban 20, Marcel Halstenberg levantó un córner desde la izquierda y lo ubicó a Gvardiol, que se elevó de manera extraordinaria, convirtió de cabeza y se redimió de su error en el primer tanto.

El resultado no es malo para el City que puede definir de local en el Etihad Stadium el 14 de marzo. Sin embargo, el rendimiento del equipo fue mediocre y generó la reaparición de algunos fantasmas que la institución tiene cada vez que afronta la máxima competencia continental europea.