La Copa Libertadores está atravesada por las diversas situaciones sociales que se viven en cada uno de los países de Sudamérica donde hay equipos participantes. El debut de River en el torneo está en serio riesgo por una protesta social en Lima, donde el equipo de Marcelo Gallardo debía enfrentar este miércoles a Alianza.

Desde hace una semana se vive un clima de absoluta tensión social en Perú. Un paro de transportistas en respuesta al incremento en los precios de los combustibles decantó en protestas que crecieron en su grado de violencia hasta dejar un lamentable saldo de cuatro fallecidos.

En consecuencia, el gobierno nacional de ese país impuso un toque de queda desde las 2 hasta las 23.59 de este martes. La delegación del Millonario tenía pensado partir hacia Lima poco antes de las 16 en un vuelo chárter.

El aeropuerto funciona normalmente, pero la tensión social ha generado que muchas aerolíneas cancelen sus vuelos a la capital peruana, lo que despertó las alertas en los encargados de la logística del plantel argentino. Por ahora, no viajarán.

En respuesta a toda esta compleja situación, la CONMEBOL busca alternativas, tanto para el duelo de Alianza con River como para el de Sporting Cristal ante Flamengo, pautado para esta misma noche. Las alternativas que se manejan actualmente son dos: el cambio de sede, lo más rápido posible, o la suspensión y reprogramación del encuentro. El calendario, muy apretado, no deja muchas alternativas para jugarlo en otro momento.

El equipo de Núñez ya debió jugar en la Copa Libertadores pasada un partido cuyas condiciones no estaban dadas para llevarse a cabo. Colombia vivía días de extrema tensión social y, pese a eso, el duelo entre Junior y River no fue reprogramado. Se jugó mientras el caos reinaba en los alrededores del estadio, a tal punto que el partido debió frenarse porque los gases lacrimógenos provenientes de afuera impedían la visión de los futbolistas.