El equipo de Tito Vilanova, que volvió a dirigir después de su estadía en Nueva York para el tratamiento de un cáncer, le ganaba 2-1 al PSG hasta que, en el tiempo de descuento, Víctor Valdés no pudo contener el último remate del partido, ejecutado por Matuidi, que se desvió en Bartra, lo que impidió la correcta respuesta del arquero del Barsa. Como si fuera poco, se lesionaron Lionel Messi y Javier Mascherano.



El arranque del partido no fue fácil para el Barsa. En la primera chance clara que tuvo, el local estuvo muy cerca de llegar al 1-0. Fue el argentino Ezequiel Lavezzi, titular al igual que Javier Pastore en el PSG, el que la generó, a los cinco minutos. El Pocho encaró, dejó pasar a un defensor del Barsa y al prepararse para rematar de zurda apareció el pie de Busquets para que el tiro perdiera trayectoria, pegara en el palo derecho y saliera.



La respuesta de Barcelona era tibia y, por eso, el que volvió a asomar en el arco contrario fue el PSG. Otra vez la chance fue para Lavezzi, quien estaba apenas adelantado. Pese a que el dominio del equipo de Tito Vilanova, parecía que el conjunto francés –que además contaba con las presencias de los experimentados Beckham e Ibrahimovic- había encontrado la forma de cortarle los circuitos a los catalanes. Hasta que a los 15 llegó la mejor oportunidad para el Barcelona. Fue a través de Iniesta, quien probó desde el borde del área con un derechazo con comba, que se fue cerca del poste izquierdo del arquero Sirigu.



Con ese panorama, el PSG intentaba de contra y así fue como a los 26 minutos, el conjunto de Carlo Ancelotti la robó en el medio y la pelota le quedó al rápido Moura, quien encaró una contra que pudo haber sido letal de no ser porque el tiro de Ibrahimovic se fue apenas afuera.



Fue finalmente el Barcelona el que quebró el cero. A los 38 minutos, Dani Alves habilitó magistralmente a Lionel Messi –con un pase de tres dedos-, quien apareció solo en la izquierda y definió de zurda al palo contrario. Pero la felicidad no pudo ser plena. Apenas cinco minutos después, la preocupación invadió al banco visitante cuando el rosarino se acercó para comentarles por un dolor muscular en el bíceps femoral de la pierna derecha. Por eso, se lo vio casi parado en los últimos minutos de la etapa, con Vilanova pidiéndole que no se exigiera y con Cesc Fábregas precalentando por si el argentino necesitaba el cambio, ingreso que finalmente se produjo en el comienzo del complemento.



Así, con Messi en el banco (le realizarán estudios este miércoles), fue Alexis Sánchez el que se ubicó como máxima referencia dentro del área. Pero el chileno no estaba afilado: tuvo dos chances, a los 18 y a los 19, pero las desperdició. La primera, por intentar acomodarse, y la segunda por un remate débil que encontró las manos de Sirigu. El Barsa seguía tirado al ataque y a los 24 fue Dani Alves el que tuvo su chance en un tiro libre, que se fue apenas afuera.



Pero el PSG también tenía sus situaciones y las sufría la defensa del Barcelona. A los 30, Ménez se le escapaba a Mascherano, quien no tuvo más remedio que hacerle foul, por lo que vio la amarilla, lo que le impedirá jugar la vuelta, el miércoles 10 en el Camp Nou. En una de esas contras, Víctor Valdés le sacó una chance muy buena a Ibrahimovic de convertir el empate. Pero no pudo hacer nada cuando a los 34, el sueco, en claro off-side, anotó el 1-1 tras un rebote. Los reclamos del Barcelona, porque la falta desde la cual vino el gol debió ser a su favor, no sirvieron de mucho. Apenas minutos después, Mascherano se fue lesionado.



Los dos siguieron buscando el gol, que finalmente fue para la visita. A dos minutos del final, el árbitro cobró penal de Sirigu sobre Alexis Sánchez, y Xavi lo cambió por gol con un remate a colocar a la izquierda del arquero, que había elegido el otro palo. Sin embargo, cuando el banco ya celebraba el triunfo, se dio lo inesperado: Ibrahimovic le bajó la pelota a Matuidi, quien remató al arco con la fortuna de que su tiro dio en Bartra (reemplazante de Mascherano) y entró ante un Valdés vencido. El empate le deja un sabor amargo al Barsa, que volverá a Cataluña con un Messi lesionado aunque con la única satisfacción de haber marcado dos goles como visitante, un paliativo de cara a la revancha de la próxima semana.