No solo fue sorpresivo sino también extraño. La excusa del presidente del FC Barcelona en la boca de su presidente Joan Laporta, sobre los límites de gastos en contratos que la Liga española le pone a los clubes, no son una novedad, son una norma y esta vigente hace rato.

Cuando Laporta se presentó a elecciones, tuvo el apoyo de Lionel Messi, algo definitorio hoy en Barcelona, ese respaldo era suficiente para que ganase cualquiera y ocurrió en marzo de este año, hace menos de 5 meses. Desde allí, se dio por descontada la continuidad de Messi, incluso el mismo 10 la daba por descontada.

Se vino a la Argentina, jugó eliminatorias y la Copa América, en medio de esa lapso venció su contrato, pero Messi muy tranquilo, esperaba llegar y firmar, tal como se había acordado.

Ya campeón de América, siempre con anuencia de Laporta, se fue de vacaciones, casi un mes, primero a Miami, luego a Ibiza, se mostró feliz y confiado, en familia y con amigos, y volvió a Catalunya en su jet. Bajó de la escalerilla del mismo con la birome en la mano, listo para firmar y se encontró con el impacto, con la negativa.

¿Qué pasó? ¿Porqué con exactamente el mismo contexto en el que se fue, con las mismas reglas y con las mismas finanzas (malas), hace dos meses era sí y ahora es no?.

Laporta dice: "no voy a hipotecar las finanzas del club" con el contrato de Messi. ¿Cuándo lo decidió? Que le Barcelona esta fundido lo escriben todos los medios españoles hace meses, más debía saberlo Laporta.

Fundido y todo, el club culé incorporó a Emerson Royal (Real Betis), a Memphis Depay (Olympique Lyon), a Sergio Agüero (libre tras dejar el Manchester City) y a Eric García (libre tras dejar el Manchester City). Por Depay pagó 45 millones de euros. A Agüero lo trajeron libre, es decir, no se pagó el pase, pero se le hizo un contrato, importante.

Para esas adquisiciones no se mostró tan fundido. Hay un tufillo detrás de esto, que seguramente cuando Lio salga de su estupor, podrá aclararse mejor.