El bicampeón del mundo Max Verstappen es un bicho de karting (la escuela histórica del automovilismo desde la segunda mitad del siglo pasado), pero también es nativo tecnológico y se crio en el simulador. Parte del notable nivel que mostraron desde el principio pilotos más o menos de su generación en la F1 pasa por las miles y miles de horas compitiendo en simuladores y acumulando ‘virtualmente’ infinidad de situaciones que cada tanto hay que saldar en carreras reales, y que no estaban al alcance de los pilotos de las generaciones anteriores, incluidos Hamilton y Vettel. La diferencia entre la generación de Ham y Seb y la camada anterior (la de Alonso y Räikkönen) a este respecto pasa por la asignación de importancia al simulador: la camada nacida desde mediados de los 80 lo adoptó como parte de su trabajo de pilotos de F1, pero cuando ya eran pilotos federados; la generación del Nano y de Kimi se ha mostrado desdeñosa o desaliñada respecto del uso de esta herramienta cada vez más importante.