Con un plantel altamente renovado (en el que, de las primeras Leonas, sólo sigue jugando la legendaria Luciana Aymar), el seleccionado femenino de hockey sobre césped logró su quinto Champions Trophy, el primero con título de los cinco disputados en nuestro país. En una noche apoteósica en Rosario, la cuna de Lucha, el equipo del Chapa Retegui confirmó el crecimiento evidenciado por las Leonas tercera generación, que fueron fundamentales en la semifinal ante Holanda y en la final ante Gran Bretaña.

La medalla dorada se obtuvo mediante un corner corto de Silvina D’Elía a los 29 minutos del primer tiempo, pero el score final no expresa la autoridad con que la Argentina manejó el partido casi en todo momento.

Aymar, que jugó su último torneo en su ciudad natal, se convirtió en la jugadora con más Champions Trophy a nivel mundial, y en la única argentina que participó de todos los títulos albicelestes. Había sido figura en Amstelveen 2001, Moenchengladbach 2008, Sydney 2009 y Nottingham 2010.

Además, Retegui tiene, como entrenador de las Leonas, cuatro finales consecutivas, de las que sólo perdió en Holanda en 2011, ante las locales. Las Leonas, en general, llevan seis finales consecutivas disputadas, algo sólo superado por Australia, que hace ya muchos años obtuvo siete finales seguidas.

La gran figura del torneo fue la arquera Belén Succi. El símbolo, además de Aymar (que ordenó a sus compañeras como nunca dentro del terreno de juego), fue Charito Lucchetti, mediocampista todo terreno.

Pero lo más esperanzador para las Leonas son las más jóvenes. Chicas que eran segunda opción (como Delfina Merino, a la sombra, en años anteriores, de la genial cordobesa Soledad García) ahora se afirmaron como titulares, y otras, que recién inician su participación en el seleccionado, como Josefina Sruoga y Rocío Sánchez Moccia, fueron figuras fundamentales en los dos partidos definitorios, los más difíciles y en donde el juego de las Leonas alcanzó el nivel más alto.