No hay un cambio sideral en la opinión de los dirigentes del fútbol argentino. Siguen sin querer la vuelta del público, lo ven como un problema, por la distribución de las entradas, por los cuestionamientos y por el eterno flagelo de las barras que algunos no pueden y otros no quieren resolver. Pero en algo, todos los dirigentes de cualquier equipo en los últimos 15 años del fútbol argentino han estado de acuerdo: si el llamado viene de arriba, se acata. En medio del clima electoral, buscan acelerar la vuelta del público e implementarla en dos semanas.