Suele pasar mucho a lo largo de la historia (e incluso resulta lógico) que brillantes campeones de F2/GP2 o F3/GP3/F3 Europea luego no son campeones en F1, y que, por el contrario, algunos de los más grandes nombres de la máxima no hayan tenido una hilera de títulos en las categorías formativas. Max Verstappen es un ejemplo.