La búsqueda por incomodar al rival debe tener un límite. La utilización de condiciones geográficas extremas para condicionar el resultado de un partido de fútbol es admisible hasta cierto punto racional. Pero lo sucedido en el duelo entre Estados Unidos y Honduras por las Eliminatorias de la CONCACAF para el próximo Mundial cruzó una línea de manera que no puede permitirse.