La salida de Antoine Griezmann del Atlético Madrid fue motivo de escándalo nacional en España. Si bien pasar del Atlético Madrid al Barcelona no es tomado como una traición futbolera tan grande, su pase fue particularmente cuestionado. Tal vez por las formas: el Aleti no quería venderlo, el equipo catalán presionaba, el jugador hasta sacó una película para anunciar que se quedaba y pocos meses más tarde se marchó. Dos años después de aquella salida polémica, el francés vuelve al club de Diego Simeone por una cifra absurda, que significa una enorme pérdida para el Barcelona.

La crisis económica del conjunto culé es aguda. Necesita sacarse de encima contratos de manera desesperada y eso lo llevó durante todo el mercado de pases a tomar decisiones incomprensibles, entre las que sobresale la salida de Lionel Messi. Pero, más allá de lo absurdo que pueda ser dejar ir como libre al mejor jugador de la historia de la institución, en términos de negocios nada parece tener menos sentido que la operación de Griezmann.

Para colmo, la misma se concretó a un nivel de desesperación extremo, luego de pedir 20 minutos adicionales en el cierre del mercado de pases para finalizar el papeleo. Hubo una suerte de triangulación: la salida de Saúl del Aleti al Chelsea permitió una liberación salarial suficiente como para que el francés llegue al conjunto madrileño y el Barca, para reemplazarlo, contrató a Luuk De Jong, un delantero sin lugar en el Sevilla.

El campeón del mundo de 30 años vuelve al Colchonero cedido gratuitamente por dos temporadas, con una opción de compra de 40 millones de euros. Es decir, jugará gratis dos años, a una edad avanzada, para un equipo que no es dueño de su pase.

Si rinde y demuestra estar bien, el Aleti estará feliz de abonar la suma pautada, que no es muy abultada. Si juega en un nivel más bajo de lo esperado volverá a Cataluña a los 32 y en una curva descendente. Esto sin mencionar que en julio del 2019, el Barcelona desembolsó 120 millones de euros por el delantero, una cifra que ya por entonces parecía exagerada por un jugador de 28 años.

Además, parece carecer de sentido desde un punto de vista futbolístico. Griezmann nunca se sintió cómodo con Messi en cancha y menos cuando todavía estaba también Luis Suárez. No pudo ocupar su lugar preferido por el centro del ataque, se mostró molesto por las bandas y hasta dio la sensación de quedar un tanto relegado en el grupo: venía de ser líder y debía adaptarse como una pieza más.

Ahora que el gran líder histórico del Barca ya no está, se deshacen de quien tiene sobradas muestras de talento pero no había hecho pie con pesos más pesados. Está claro que el entrenador holandés Ronald Koeman ha elegido a su compatriota Memphis Depay como el jugador destacado del nuevo proyecto, pero de todas maneras no parece sensato.

Griezmann regresará a un sitio donde fue muy repudiado tras su salida. En estos dos años, los hinchas del Atlético Madrid atacaron la placa que lleva su nombre en el estadio y hasta se movilizaron masivamente en el mercado de pases anterior, cuando se rumoreó una posible vuelta, para manifestar su posición en contra. Incluso, el presidente del club, Enrique Cerezo, declaró hace un mes que no creía que los hinchas lo perdonen nunca por su salida. El ex Real Sociedad tendrá que hacer mucho en la cancha para volver a ganarse el cariño de los fanáticos.