En 2021, el año que debía ser el de su octavo título del mundo, Lewis Hamilton debe lidiar por primera vez con Max, y volvió a apelar a prácticas despiadadas al borde de la legalidad como tantas veces con Vettel, Rosberg o Alonso (ninguna novedad en la historia de la F1). Max debe aprender a lidiar por primera vez con alguien ya no más rápido que él, pero sí con todas las mañas que le han dado 15 años en la F1, y que sabe cuándo, dónde y cómo aplicarlas para no ser sancionado por un comisariato deportivo que conoce al dedillo.