Basta de Villa. El mensaje debe ser claro, conciso y contundente. El mundo del fútbol apañó, cuidó y hasta pujó porque el primer episodio de violencia del jugador de Boca no tenga ninguna consecuencia. Esa lógica perversa que condena o exime deportistas de acuerdo a su poder, su camiseta y su talento debe extinguirse en clubes, hinchas, medios específicos y medios generalistas.