No me canso de afirmar que este es el tiempo de la televisión, más generosa, más creativa, más eficaz que el cine. El crítico Angel Faretta declaró hace poco que el cine llegó a su máxima expresión en las décadas del sesenta y del setenta, y que desde entonces no tiene nada que ofrecer.

En lo personal opino que la televisión, en cambio, encontró los formatos perfectos para narrar historias, cuenta con grandes guionistas y la potencia industrial que le permite un alto nivel de excelencia. Los mejores actores de cine descorchan champagne cuando tienen ocasión de hacer una serie de televisión, como Glenn Close en “Damages” o Cate Blanchet en “Homeland”.

Más allá de los grandes éxitos, tipo “Lost” o “Doctor House”, hay productos más ambiciosos y exclusivos, si es que puede hablarse de algo “exclusivo” en la televisión, el medio masivo por definición. Series americanas como “The wire”, por ejemplo, “Mad men” o la mencionada “Homeland”.

Ahora, cuando los géneros están tan desarrollados, no es fácil encontrar una propuesta original: hemos visto toda clase de policías, detectives privados, abogados, médicos forenses, soldados, empresarios y mafiosos.

Sin embargo, “Ray Donovan” es algo diferente: un especialista en resolver problemas. Sus clientes son de alta gama: un futbolista estrella que encuentra muerta en su cama a la chica con quien pasó la noche. O el actor de moda, máximo sex symbol de Hollywood, descubierto en pleno ajetreo con un travesti.

Ray Donovan es Liev Shreiber, un actor mal conocido por su participación en películas no siempre relevantes. Pero acá construye un personaje fascinante por su dureza, que recuerda por momentos la impavidez y la sorda furia de Clint Eastwood. El absoluto control que mantiene aun en medio de las peores crisis constituye toda una definición del ejercicio del poder. Hace lo que le parece pertinente en cada caso, sea legal o no, y, como dicen en las películas, se sale con la suya.

Es el jefe absoluto de su familia, su mujer, sus dos hijos y todos sus hermanos, pero odia a su padre, un sujeto detestable encarnado por un Jon Voight detestable. El motivo del odio todavía no está del todo claro, pero seguramente nos enteraremos.

“Ray Donovan” va los lunes por HBO. Es un canal premium, cierto, pero seguramente pronto pasará a alguna señal del cable básico.