En el Día de Todos los Santos, en una plaza San Pedro repleta, el papa Francisco ofició el Angelus y pidió rezar por las "víctimas de violencia" y por quienes "murieron de sed, hambre y cansancio para llegar a una condición de vida mejor".

"Esta tarde iré al cementerio del Verano y celebraré misa por los difuntos, rezaré por las víctimas de violencia y por cristianos perseguidos. [Rezaré] en modo especial por todos aquellos hermanos y hermanas nuestros atacados por la sed, el hambre y el cansancio en el camino para llegar a una condición de vida mejor", dijo.

El pontífice habló de los santos. "No son superhombres ni nacieron perfectos, son como nosotros, son personas que antes de llegar al cielo vivieron una vida normal", explicó.

Francisco sostuvo que los santos "siguieron a Jesús con todo el corazón", que "dieron su vida por los demás, sin odio, con alegría y paz" y pidió ser "misericordiosos".

"Los santos han sufrido tantas adversidades, ¡pero sin odiar! Los santos nunca han odiado. El amor es de Dios, el odio viene del diablo", agregó.

"Ser santo no es privilegio de unos pocos, ¡todos podemos ser santos con el bautismo! El santo, la santa, es un artífice de reconciliación y de paz", ahondó.