Calificar a la democracia, ponerle un apellido, suele ser una trampa para degradar o ningunear a la democracia misma. En los 70 se hablaba de democracia formal, democracia burguesa, democracia partidocrática y en realidad había un profundo desprecio por el sistema republicano. Por eso no salgo de mi asombro por lo que la diputada Diana Conti le dijo en esta radio a María O’Donnell.
 
Para defender su sueño de lograr una Cristina Eterna dijo que “una democracia boba no puede dejarnos sin una estadista que está dispuesta a seguir rigiendo los destinos de la Nación”. Impresionante. Y después agregó que “es ridículo apostar a una alternancia si eso nos lleva a poner a un inepto como presidente”. La diputada Conti fue sincericida, como siempre.

Primer dato: ella está convencida de que Cristina está dispuesta a seguir siendo presidenta. No se hagan los rulos, dijo la jefa de estado varias veces. Pero bueno, hay que creerle a la legisladora. La jefa de estado también silabeó el famoso “Vamos por todo” y tal vez se refería a eso. Segundo tema. Llama boba a una etapa de la democracia en la que ella cobra sueldos desde hace 15 años. Pasó por los 4 últimos gobiernos. En el 97, fue diputada provincial con la lista que encabezó Graciela Fernández Meijide, después funcionaria de Fernando de la Rúa y también de Eduardo Duhalde desde el 23 de enero de 2002 como subsecretaria de estado. Llego a la senaduría nacional para completar el mandato de Raúl Alfonsín y después fue dos veces electa diputada nacional por el Frente para la Victoria.

Diana Beatriz Conti tuvo mucha repercusión en los medios en varias ocasiones. Suele provocar con sus declaraciones. Por ejemplo cuando expresó sus deseos de que Cristina Fernández fuera presidenta vitalicia, cosa que ratificó ayer.

Y también cuando no tuvo problemas en autodenominarse stalinista. Fue en mi programa de televisión, le doy mi palabra. Primero hizo una justificación insólita de la fortuna del matrimonio Kirchner. Dijo que para enfrentar al establishment y los poderosos había que tener un fuerte patrimonio y estar hecho económicamente. Salvados ellos, sus hijos y sus nietos. Eso dijo, ignorando miles de casos en la historia de dirigentes humildes que hicieron gobiernos admirables. Lula, sin ir más lejos. Pepe Mujica, Tabare Vazquez, Michelle Bachellet, Raul Alfonsín, pero la lista es interminable.
 
A veces defender lo indefendible lleva a decir cualquier cosa. Enseguida, en medio de una polémica con Pepe Eliaschev dijo ante las cámaras de canal 26 que ella no tenía problemas en reconocer que era stalinista. Hasta ese momento solo se sabía su militancia de juventud en el Partido Comunista Revolucionario que en aquel entonces se definía como pro chino y maoísta. Los más jóvenes deberían saber que José Stalin fue un dictador soviético que masacró a 20 millones de personas. Diana Conti también tuvo dos inconvenientes notorios con la justicia.
 
El primero fue la denuncia de Bruno Bimbi, que colaboraba con ella en su despacho del Congreso. Bimbi denunció que Conti lo obligó a darle parte de su salario bajo la amenaza de dejarlo sin trabajo. Es mas, en un momento, cuando le estaba entregando los billetes, según el periodista Bimbi, ella le dijo: “Las monedas te las podes quedar”. La justicia sobreseyó este año a la senadora. El otro tema vino por el lado de Enrique “Quique” Dratman, su marido de ese momento. Apareció mencionado en la causa de la mafia de los medicamentos, y las droguerías que, como se sabe, fueron una de las principales fuentes de financiamiento de la primera campaña presidencial de Cristina.

Hace poco Julio Bárbaro definió a muchos funcionarios oficialistas como “stalinistas de Puerto Madero” y la palabra “boba”, entre muchas otras acepciones significa necia, idiota, imbécil, tonta. No creo que la inmensa mayoría de los argentinos quiera ninguna de las dos cosas. Todo lo contrario. Si algo está claro es que en este país no hay lugar para stalinistas de ningún tipo y mucho menos para un sistema democrático tonto o débil frente a aquellos que se lo quieren llevar puesto y quedarse con todo.