Cerca de las 22 hs del sábado miles de fanáticos y curiosos aguardaban con ansias el comienzo del show. Atrás habían quedado los cambios de escenario y las polémicas por la falta de entradas. Todo eso ya no importaba, porque desde las 16:40, hora en la cual se abrieron las puertas del Autódromo Ciudad de San Martín, todos tenían el mismo objetivo: disfrutar de la beatificación en vida de uno de los ídolos populares más grande de nuestro país.
Desde luego que a esa altura de la noche ya no importaba el frio, ni la lluvia ni todos los padecimientos previos que miles de fieles tuvieron que soportar para llegar a una provincia que los albergó con calidez y buen trato.
Pero un concierto de estas características comienza cuando a las 21.50 del sábado el baterista marca cuatro para dar paso a los primeros acordes de Luzbelito y las sirenas? Se podría decir que técnicamente es así. Pero para ellos, los fanáticos, todo comenzó a fines de abril, cuando Indio anunció su primer concierto en casi dos años. Y es en ese momento, cuando el metrónomo interior de cada uno de los devotos ricoteros comenzó a marcar cuatro en sus corazones para dar marcha a un nuevo encuentro. “Vengo de Bariloche y se me rompió la caja de cambio de la camioneta, no sé cómo voy a volver a casa. Pero ya está, mirá lo que es esto. Ya está todo pago, loco”, dijo uno. “No lo puedo ceer, vine con mi vieja que anda por ahí, esto es una fiesta” dijo otro, y junto a ellos 120 mil historias parecidas que lo dejaron todo para ser parte, tal como dijo Solari desde el escenario, “del recital con más cantidad de gente con entradas pagas”.
Y mientras todo era disfrute, frío y delirio, las canciones servían como música de fondo para poder compartir y descargar tantas horas de ansiedades contenidas. Así pasaron El templo de momo, Todo preso es político, Gualicho, Yo Caníbal, Blues de la libertad, todos himnos Ricotreros que no hacían más elevar la temperatura del predio, que a esa altura no superaba los 2º de sensación térmica.
"No sé cómo agradecer esto", fueron las primeras palabras de Indio. "Es impresionante. Gracias por la fidelidad, por bancarse este frío. Esto es muy emocionante", agregó. “Duelen los pies del frío, por momentos se hace difícil caminar ¿Cómo hacen para tocar con este frío?, preguntó a sus guitarristas Gaspar Benegas y Baltazar Gamoto.
Después de hacer dos breves intervalos para que puedan secar el escenario, la lista de temas siguió con "Las increíbles andanzas del capitán Buscapina", "Pabellón séptimo", "To beef or not to beef" y "Ángel de la soledad", temas que sirvieron para marcar el comienzo del final.

Ya habían pasado 20 canciones y sólo faltaba lo mejor. A esa altura del concierto el frío ya era parte del pasado, y no porque hayan desaparecido el viento y la lluvia, sino porque la gente se brindaba de manera especial para recibir esas melodías que todos querían escuchar.
El final llegó con Todos A Los Botes!, y con los potentes himnos: Mariposa Pontiac / Rock Del País, El pibe de los astilleros y Juguetes perdidos.
Pero Indio no está solo. Párrafo aparte merecen Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, ésa poderosa banda que lo acompaña y que se hace carne en cada una de las canciones. La banda está formada por Gaspar Benegas y Baltazar Comotto, Marcelo Torres en bajo, Hernán Aramberri y Martín Carrizo en batería, Sergio Colombo en saxo, Miguel Ángel Tallarita en trompeta y trombón, Pablo Sbaraglia en teclados y Deborah Dixon en coros.
Y como toda celebración tiene un final, el broche llegó con el nuevo clásico Flight 956 y Jijiji, anunciado por el Indio como el “verdadero pogo más grande del Universo.
No hubo anuncio sobre algún show en los próximos meses, sólo el deseo de los fanáticos acrecentados por algunos datos todavía no oficializados. Fanáticos que ya planean por lo bajo cómo llegar al nuevo destino.