La secretaria privadísima de Néstor Kirchner confirmó las peores denuncias del programa de Lanata sobre la matriz corrupta del modelo K.
Miriam Quiroga sabe de lo que habla. Todo el mundo de la política conocía la relación íntima que ella tenía con Néstor y la cantidad de horas que pasaban juntos. La revista “Noticias”, incluso se atrevió a llamarla como “la otra viuda de Néstor” y consignó la versión de que eran amantes. Eso difícilmente se sepa y aunque tiene que ver con el ámbito de la vida privada donde el periodismo no debe ingresar, la forma en la que fue perseguida y las graves acusaciones que hizo, transforman su testimonio en un clarísimo caso de interés público.

¿Cuáles son las peores denuncias que Miriam confirmó a cámara abierta, con una valentía y una seguridad notable y sin que nadie la obligara?

Aseguró que Lázaro y Néstor eran socios y que el mecanismo habitual era el de hostilizar empresas para bajarles el precio o fundirlas y luego comprarlas.

Denunció que fue perseguida por los servicios de inteligencia, y que por orden expresa de Cristina todos los funcionarios dejaron de atenderle el teléfono. De un día para el otro, la presidenta tiró por la ventana a quien había compartido muchas horas durante casi una década con su marido fallecido. Actuó con una velocidad y un despecho por lo menos llamativo. Miriam fue amenazada de muerte: “Es una traidora, hay que cepillarla”, le decían. Y la dejaron en la calle con 4 hijos y sin un peso.

Aseguró que Daniel Muñoz, la mano derecha de Néstor, le mostraba los bolsos repletos de dinero en efectivo y la instaba a que lo pesara para calcular cual era el monto. Hasta dijo que bromearon con que ella se quedara con algún fajo de billetes. “No se puede porque Néstor los tiene bien contados”, le contestó Muñoz el funcionario para el que un peso vale dos. También dijo que Daniel Muñoz en persona y muchas veces por avión era el encargado de llevar las fortunas a Santa Cruz. Dio por sentado que ese dinero provenía de coimas por las obras públicas y mencionó a Julio de Vido y a su lugarteniente, José María Olazagasti. Contó otra información grotesca, insólita. Dijo que Armando “Bombón” Mercado, el ex esposo de Alicia Kirchner, hacía llegar los aportes de algunas empresas mineras de Catamarca pero que directamente los pagaban en especies, es decir en relucientes lingotes de oro.

¿La justicia no debería citar a estas personas para que digan lo que saben? Muñoz, De Vido y Olazagasti son partícipes necesarios del manejo de ese dinero oscuro. Y “casualmente” se enriquecieron durante el ejercicio del poder.

Lo más grave es que Miriam dijo que varias veces había escuchado versiones que son las más insólitas e increíbles porque de confirmarse estaríamos hablando de verdaderos fanáticos y adictos al dinero. Me refiero al tema de la construcción de una bóveda en la casa de la familia Kirchner para guardar fortunas en efectivo. Son varios los que aseguraron que esto es cierto. ¿La presidenta no debería convocar a los medios y a la justicia y abrir las puertas de sus mansiones para que todo el mundo compruebe que eso es un invento o un delirio? Es verdad que parece que la secretaria privadísima de Néstor, sangra por la herida y tiene bronca por el maltrato que le dio la presidenta y sus ministros. Pero también abonó la teoría de que una vez que falleció el ex presidente hubo una reunión con varios empresarios que eran socios de Néstor en los negocios con el estado y que por lo tanto, Cristina estaba al tanto de todo esto.

Tal como dijo Eduardo Duhalde, en cualquier país del mundo semejante nivel de evidencias abriría las puertas de un juicio político como indica la Constitución Nacional para certificar o descartar que estamos frente a una “cleptocracia”, el gobierno de los ladrones.
La propia presidenta de la Nación debería alentar y acelerar una investigación a fondo sobre todo su patrimonio para que nadie la pueda injuriar ni afectarla políticamente. Todos los encuestadores dicen que desde que Jorge Lanata inició sus denuncias sobre lavado de dinero, coimas, la imagen de Cristina bajó notablemente y que la preocupación de los argentinos por el tema “corrupción” trepó a los primeros lugares.

Miriam sabe de lo que habla. Conoció a Néstor Kirchner como pocas personas. Convivió casi diez años con él y eso la convierte en una testigo privilegiada que confirmó las peores denuncias sobre los secretos del poder y el dinero negro. Cristina sigue sin decir una sola palabra. Es un silencio que grita.