Hoy se cumplen exactamente 50 años de la aparición del primer disco de los Beatles. Dicen que “Please, please, me” fue el primer tema con alusión al sexo oral. Curiosamente fue traducido en Argentina como “Por favor, yo”. El flaco Spinetta enloqueció después de escucharlo. Se conmovió con tanta poesía, música de calidad y un cambio que anunciaba una revolución. Ese grupo celestial lo formó alguien muy terrenal pero que está en el cielo: quiero insistir con mi humilde homenaje a John Lennon. Hizo una pareja inolvidable con Paul McCartney con quienes parieron más de 200 canciones. En aquel debut discográfico con influencia de Chuck Berry, la mitad de los temas habían sido compuestos por ellos.

En 1963 también se producía en Estados Unidos uno de los asesinatos que más conmovieron al mundo, el de John Fitzgerald Kennedy. Para recordar aquel primer disco, yo quiero referirme a otro asesinato, de otro John, que hizo llorar a todo el universo el de John Lennon.
A veces pienso que su martirio fue una señal prepotente que nos advertía que dinosaurios como Reagan o Tathcher no estaban dispuestos a darle una oportunidad a la paz. Por eso muchos creyentes y adoradores de los Beatles ven a Lennon como una suerte de Jesucristo que fue crucificado con 6 balazos en plena calle 72 en Nueva York y que tanto su nacimiento como su muerte fueron anunciadoras de nuevas culturas y de nuevos comportamientos aquí en la tierra como en el cielo.

Es verdad que su figura flaca y pelilarga nos llevaba a Jesucristo. Su cara angulosa, su mensaje y su prédica en el desierto, esa actitud de poner la otra mejilla y aquel impresionante escándalo que generó cuando, atrevido y provocador, dijo que los Beatles eran más famosos que Jesucristo. Nos estaba anticipando la sociedad mediática y millones de feligreses se dieron cuenta. Y le levantaron capillas en cada guitarreada y repartieron sus estampitas redondas de vinilo que levantaban la pasión de las multitudes en los estadios.

En 1969, Lennon dijo: “Todos somos Jesucristo y todos somos Hitler. Estamos tratando de hacer la palabra de Jesucristo contemporáneo, queremos que Jesús gane.” ¿Qué hubiera pasado con el mensaje de Jesús y de Lennon si hubiesen tenido las redes sociales actuales, el facebook o twitter?

Todavía se nos hiela la sangre de solo recordar aquel asesinato que derramó lágrimas globales. Aquel día, en estas pampas que Lennon nunca pisó, estábamos viviendo en medio del terror de estado y su muerte nos dejó más huérfanos todavía. Porque Lennon fue uno de los padres fundadores de nuestra identidad como generación. Porque fue uno de los ríos caudalosos a donde la juventud de todo el planeta fue a beber para empezar a ser mejores personas y para cambiar el mundo como fue cambiando con la música de los Beatles como banda sonora de esa película. Con sus comportamientos que dinamitaban la pacatería, con su loca psicodelia, con el flequillo casi naif mirado desde ahora, con el ácido lisérgico que taladraba cerebros de colores.

Con Lennon como estandarte nos atrevimos a ser nosotros. A rechazar la obediencia debida en todas sus formas, a patear todos los tableros. A tratar al sexo como algo común y silvestre, como un placer de todos los días. A ver a John y a Yoko completamente desnudos en aquella foto que escondíamos de nuestros padres.

Es impresionante lo que hizo en tan poco tiempo. Vivió solamente 40 años. El día que nació los alemanes arrojaron bombas sobre Liverpool esa cuna proletaria, orillera, futbolera y portuaria que parió a los 4 fantásticos. Siempre quise pensar que esas bombas nazis fueron el mas grande grito de guerra que dio la humanidad y sirvieron de bautismo doloroso a Lennon que, en venganza, imaginó con Imagina el mas grande himno a la paz que cantó y que todavía canta todo el planeta.

En poco tiempo se convirtieron en patrimonio de la humanidad, en Caballeros de la Orden del Imperio Británico, condecoración monárquica que luego devolvieron para seguir siendo reyes populares. El mundo se rindió a sus pies.

El nacimiento definitivo de la leyenda lo provocó el psicópata maldito llamado Mark Chapman que vació su revolver 38 sobre el cuerpo de Lennon que murió como quería, en los brazos de Yoko que abrazaba su cuerpo ensangrentado tirando en la calle con el asesino sentado en el cordón de la vereda esperando que llegara la policía.

Ese día la paz, los derechos humanos, la música celestial, la ética terrenal y la estética derramaron una lágrima gigante.
Hoy hace 50 años que publicaron su primer disco y cambiaron la historia. Quería recordarlo.