Tras el conato de golpe militar en Turquía, el presidente Recep Tayyip Erdogan se apresuró a identificar al virtual culpable: Fethullah Gülen, su socio “hasta que en 2013 se rompió esa alianza luego de que los medios de comunicación del movimiento Hizmet (Servicio) revelaron investigaciones de corrupción en el gobierno de Erdogan”, entonces primer ministro, explica Pablo Kendikian, director de la Agencia Prensa Armenia y autor de un libro sobre el líder religioso musulmán que lleva su nombre (Ediciones Ciccus, 2014). Desde entonces, continúa Kendikian, “Erdogan señaló a Gülen como el organizador de una campaña en su contra y lo acusó de terrorista”.