Siete de cada diez franceses creen que los políticos son incapaces de resolver sus problemas. Lo mismo ocurre en otras latitudes. En Francia, en vísperas de las presidenciales de abril y mayo, el candidato conservador François Fillon debe responder ante los tribunales por los presuntos empleos parlamentarios ficticios de su mujer, Penelope, y de sus hijos mientras él era senador. Habrían cobrado cerca de 900.000 euros. Fillon no está solo. La candidata por el ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, también deberá sentarse en el banquillo: habría pagado el sueldo de su guardaespaldas y habría costeado gastos de su partido con fondos del Parlamento Europeo.