Unos 20.000 enamorados se congregaron este viernes en la plaza de San Pedro para celebrar junto al papa Francisco el día de San Valentín, una ceremonia inédita en el Vaticano.

Se trata de la primera vez que un pontífice celebra la fiesta de los enamorados, hasta ahora considerada sobre todo un evento comercial, aunque conmemora a un obispo y mártir católico del siglo III.

El papa argentino quiso transformar el evento en un encuentro alegre para celebrar el compromiso hecho por todas las parejas de casarse en los próximos meses.

Durante la celebración, Francisco dedicó unas cálidas palabras a las parejas que asistieron al encuentro. "Sabemos que no existe la familia perfecta, ni marido perfecto, ni esposa perfecta, ¡ni hablemos de la suegra perfecta!", afirmó con humor el Pontífice. Y agregó que para ir bien en el matrimonio es fundamental el perdón. "No terminemos nunca la jornada sin pedir perdón, es habitual pelear entre esposos: ¡qué vuelen platos!", continuó pero insistió en que "el secreto del amor es no terminar nunca el día sin hacer la paz".