Primero fue un furcio. Un tropezón del lenguaje que encubre el inconsciente. Se me escapó y dije Abal Mentira. Un lapsus, diría un sicoanalista de bolsillo. Después me acorde de mi tierra cordobesa, tan experta en el humor filoso y chicanero. A uno de los funcionarios mas acusados de corrupción del gobierno de Eduardo Angeloz, lo habían rebautizado en las pintadas sobre las paredes. Luis “Mentira” Allende, le decían a Luis Medina Allende que supo pasar un tiempo en la cárcel acusado, entre otros delitos, de haberse robado precisamente una cárcel. Pero esa es otra historia. Tal vez por eso me surgió esto de emparentar con la mentira al jefe de gabinete de ministros, el doctor Juan Manuel Abal Medina. Y porque hace un tiempo que vengo registrando una serie de falsedades y fabulaciones que chocan con la importantes responsabilidades del alto cargo que ocupa.

Hoy es el comisario político de la prensa. O el jefe operativo de la cadena de la felicidad que reparte fortunas en pauta publicitaria para los medios y los periodistas que sepan lamerle las medias a Cristina. Es el que da las órdenes y apunta a que periodista hay que atacar desde la maquinaria estatal.

La semana pasada, Abal Medina, superó un límite. En una radio amiga del gobierno, de esas que Abal Medina alimenta para fortalecer su electricidad y su ingeniería, dijo que:

“un mismo hecho lo repiten 24 veces y hacen que la gente tenga miedo y que no salga a la calle porque cree que la van a matar. Esa es una estrategia muy aplicada por la derecha. Quieren asustarlos con el fantasma de la inseguridad”. Apenas cinco días después y frente a la avalancha de críticas que recibió, llamó a Telam y desmintió lo indesmentible. Cualquiera puede escuchar el audio por internet.
Por eso el domingo, Jorge Lanata le pregunto a que se refería cuando hablaba de derecha. ¿A su padre? Porque Abal Medina padre fue durante años jefe de los servicios de inteligencia del PRI mexicano y ahora es uno de los asesores del millonario mas poderoso del planeta según la revista Forbes.

En el informe que ofreció ante el Congreso sus gambetas a la verdad fueron ridículas. Mintió al negar la relación de la Casa de la Moneda con la ex Ciccone. Había un contrato firmado para alquilar máquinas como mínimo y no dijo nada. Y mintió al negar que conociera la identidad de los verdaderos dueños de la misteriosa imprenta. Encima chicaneó a los legisladores del radicalismo y les echó en cara los desastres del gobierno de la Alianza. Se olvidó de decir que el también integró esa Alianza que llevó a Fernando de la Rúa a la presidencia. Y además fue candidato en sus listas hasta último momento cuando el escándalo de las coimas en el Senado ya habían hecho renunciar al vicepresidente Chacho Alvarez.

En el diario La Nación del 3 de setiembre de 2006 dijo que su tío Fernando, llevó a reuniones de Montoneros sin que se enterara su padre. Pepe Eliaschev se encargó de desmontar la ficción. El jefe de gabinete nació el 5 de mayo de 1968 y Fernando murió desangrado en un enfrentamiento a tiros el 7 de setiembre de 1970. ¿Llevaba a un bebe de 28 meses a esos encuentros clandestinos? ¿Cómo se acuerda nuestro memorioso jefe de gabinete? Siempe es importante controlar que los funcionarios públicos digan la verdad. Mucho más si ocupan los principales lugares. Y sobre todo porque, hay versiones que dicen que Cristina estaría pensando en Abal Medina como su heredero si ella no consigue la reelección.
 
Es un cristinista verticalista, con medalla de oro en la universidad y que carece de todo tipo de representatividad territorial y poder propio. Ideal para parafrasear la setentista fórmula del camporismo: “Abal Medina al gobierno/ Cristina al poder”. Varios ministros dicen que esa idea es apenas un borrador y que sería un disparate porque Abal Medina carece de carisma y no demuestra condiciones de conductor. Pero vale la pena anotar la versión y estar atentos. Aquel día en el Congreso también defendió al INDEK y le pidió a los opositores que cuestionaron las mentiras de Guillermo Moreno que “la cortaran” con ese tema. Varias veces negó lo evidente.

Es el custodio del relato. El guardían del falso progresismo. Le fue bien a Juan Manuel en los últimos años. Subió rápido en la escalera del poder kirchnerista y como todos sus pares también multiplicó su patrimonio pese a ser empleado público. En su caso fue moderado, apenas creció casi en un 50 %. Pero lo grave es ponga sus expresiones de deseo por encima de la verdad. Abal Medina no puede avalar la mentira.