Ocho días median entre la dimisión de la primera ministra británica, Liz Truss, y la designación de un nuevo líder del Partido Conservador. Casi nada. La sucesión a plazo fijo, el 28 de octubre, corre el riesgo de ser precipitada. El último proceso de selección duró dos meses mientras Boris Johnson, que había renunciado, permanecía en Downing Street.