En 2013 fue cuando el gobierno del entonces presidente Hugo Chávez comenzó un proceso de negociación con decenas de bandas criminales para impulsar su desarme y reinserción social. Lo llamaron Cuadrantes de Paz, territorios en los que, a cambio de que abandonaran la violencia, el Estado dejaría de perseguir a los delincuentes y les entregaría recursos para que fueran económicamente viables sin delinquir.