El Parlamento porteño aprobó ayer por 26 votos a favor de los bloques opositores y 24 en contra del PRO, que los concesionarios de las Autopistas con peaje de la Ciudad deben abrir las barreras cuando haya más de tres minutos de espera en los peajes, entre el momento en que el usuario se posiciona en el carril de pago y el momento en que realiza el pago. Y sólo dos minutos para vías exclusivas para automóviles. El número máximo de vehículos detenidos en una fila para el pago de peaje no podrá exceder, en ningún caso, los quince 15 vehículos, destacó por Continental Maximiliano Ferraro (CC).

En La Mirada Despierta, denunció que “el oficialismo porteño rompió los acuerdos que hasta ahora se mantuvieron en la comisión para que todas las modificaciones al código de Tránsito y Transporte fueran realizadas a través del consenso de todas las fuerzas políticas”. Esta norma, de autoría del presidente de la Comisión de Tránsito y Transporte, diputado Claudio Palmeyro (PJ), que fue incorporada al artículo 1.1.8 al Código de Tránsito y Transporte de la Ciudad determina también que cuando se cuente con un servicio de banderilleros o de mensajes variables que informen a los conductores, con una anticipación adecuada, cuales son las vías de cobro de peaje que se encuentran más liberadas y ofrecen un servicio y una circulación más fluida, la fila para el pago de peaje no podrá exceder, en ningún caso, los 120 metros.

La ley intenta resolver la problemática de los usuarios en las autopistas 25 de Mayo (AU1), Perito Moreno (AU6) e Illia, a raíz de congestionamientos de tráfico en las cabinas para el pago del peaje, que se traducen en importantes demoras. A tal fin, se deberá demarcar con pintura blanca de extrusión (para bandas despertadoras) una línea de trazos a la distancia antes señalada. En caso que el concesionario incumpla con lo establecido, deberá liberar el paso hasta que la operación pueda realizarse con ajuste a los tiempos y a la cantidad máxima de vehículos en espera establecidos.

"Ningún reglamento puede condicionar la aprobación de una ley sino a la inversa. La ley en cuestión “modifica el código de Tránsito y Transporte y no el reglamento interno de AUSA, que deberá adaptarse a la nueva norma”, enfatizó Ferraro sobre las objeciones del oficialismo porteño.