La medida fue adoptada en los últimos días –y pese a que la presidente Cristina Kirchner había anunciado a principio de año todo lo contrario: que flexibilizaría las importaciones- producto de la fuga de dólares que no cesa y la abrupta caída del superávit fiscal en marzo.

Pero además responde a los retrocesos que están experimentando las reservas, calculadas en u$s 39.535 millones, afectadas por la salida de depósitos, la escasa liquidación de exportaciones sojeras y la salida de divisas por la importación de combustible, publica el diario Ámbito Financiero.

Frente a este contexto, de profundización del cerrojo a la divisa norteamericana, Moreno resolvió activar el mismo plan implementado a mediados del año pasado- motivado por la necesidad de cancelar los vencimientos de deuda por u$s 3.000 millones- y vuelve a trabar las importaciones.

De acuerdo al matutino, sólo algunos sectores considerados fundamentales para sostener el nivel de producción básica se les permitirá entrar, entre los cuales se encuentran los combustibles.

La cartera que dirige deberá habilitar o trabar entre 3.000 y 4.000 trámites diarios que van desde automóviles de alta gama hasta maquinaria óptica de precisión, pasando por paraguas, pinturas industriales, agroquímicos, galletitas o un torno.

Muchos de los productos quedarán frenados en la Aduana, como pasó en 2012, al menos 10 días mientras que otros siquiera podrán llegar al país. Los sectores afectados por las trabas serán, entre otros, los hipermercados, vehículos, autopartes, libros, artículos para la construcción, químicos, publicaciones, alimentos y bebidas.