“Me estoy muriendo en San Pedro, rodeado de durazneros en flor y de naranjos que esperan su turno para dejar caer sus pétalos e inundarnos a todos de perfume”, comienza el texto.

Y continúa: “Estoy en el medio del campo, caminando con mis perros, que perciben desde hace días lo que va a pasar. Estoy mirando el río, escuchando las campanas que escuchaban mis abuelos”.

“Estoy por ver volar a las palomas que cubrirán el cielo como todas las tardecitas. Dentro de poco me llevarán con ellas para enseñarme el camino”, sigue.

Luego, finaliza: “Me estoy muriendo en San Pedro a los 80 años, donde siempre quise morir, con la mujer que amo, abrazado a mi familia. ¿Qué más puedo pedir? Me estoy muriendo en paz con la satisfacción del deber cumplido”.

Para coronar la lectura, se liberaron palomas, que se alzaron en vuelo entre los aplausos de todos los presentes.