El presidente Alberto Fernández logró llegar a un principio de acuerdo con el FMI, sobre la hora, con los minutos contados, justo para evitar un default que hubiese sido letal para su gestión, y empieza a reacomodarse para gestionar políticamente los últimos dos años de mandato.

El acuerdo era sustancial para su futuro político y el kirchnerismo, encabezado por Cristina, tampoco hizo nada para bloquearlo, como indicaban ciertas crónicas. De hecho, la vicepresidenta estuvo en contacto permenente con Martín Guzmán durante las negociaciones y solo indicó algunas sugerencias, que serían "bien vistas" por su parte, si se consiguiesen.

Es cierto, el acuerdo no está perfeccionado, pero en las cercanías del presidente lo dan como un hecho, han encontrado aire para los dos años finales de gestión y, porque no, para buscar un segundo mandato. 

Si nadie lo descartaba antes, mucho menos ahora. El entorno presidencial cree que si antes de esto, el peronismo no tenía otro candidato para proponer en 2023, que no fuese el propio Alberto, mucho mas se ha consolidado su posición ahora. 

Esperan un despegue económico y creen que, es imposible que ahora no se consolide un rebote que empiece a mejorar los números de imagen presidencial, que lo lleven con una sólida expectativa a las elecciones del año próximo.