No da para convocar a una plaza, ni para llamarlo "victoria", pero está claro que las sonrisas en el bunker del Frente de Todos no son un disparate. Pueden ser parte de cierto relato, como el que construyen todos los espacios, pero no es una locura como muchos plantean.

El gobierno tenía mucho para perder este domingo 14 de noviembre, mucho más de lo que perdió. Su aspiración, su apuesta, los últimos días antes del comicio, era que las diferencias no se amplíen en la Provincia de Buenos Aires. Ya había resignado la recuperación de La Pampa y otros distritos.

En el oficialismo no había ninguna expectativa por Santa Fe, tampoco por Córdoba ni Mendoza, mucho menos Corrientes. Sin embargo, la Provincia de Buenos Aires era una potencial catástrofe. La diferencia de 4 puntos que obtuvieron Juntos en la PASO bien podría ampliarse y eso pudo ser letal.

Por un lado para la gobernabilidad y por otro para la supervivencia de la alianza de gobierno. El fuego cruzado entre el cristinismo y el albertismo si la difrencia superaba los 5 puntos porcentuales, pudo haber teminado con el gobierno, generado un pato rengo de 2 años que habría tenido resultado inviable.

Nada de eso pasó, el gobierno remontó 2,5 puntos, casi empató la Provincia, después de la pandemia, los errores estratégicos y comunicacionales, la crisis interna post PASO, los desaguisados ​​constantes del propio presidente cuando fue a Córdoba a buscar votos y terminó agraviando cordobeses, entre tantas otras falencias. La catástrofe era posible.

Pero no ocurrió. Y cuando uno espera un desastre, un cataclismo y eso no o curre, respira profundo, resolpla y se le dibuja una sonrisa. Tal vez no se pone un bonete, sopletea un espantasuegras y convoca un festejo, tal esa parte del mensaje oficialista es la que se relaciona con el relato. 

Seguramente a eso se refirió la diputada electa Victoria Tolosa Paz, cuando habló de "ganar perdiendo". Reconoce que se perdió, pero la ganancia consiste en no haber perdido tanto como se esperaba, perdieron un partido pero quedaron muy lejos de irse al descenso, en términos futboleros.

Sin embargo, es totalmente justificada la sensación de haber ganado algo. Ganó gobernabilidad, ganó cierto relax en el tránsito hacia 2023, mantuvo cierto nivel  de legitimidad social. Es mucho, comparado con la expectativa.