Tres efectivos de la Policía de Tucumán fueron desplazados de la fuerza por orden del gobernador Osvaldo Jaldo, luego de negarse a someterse a un control de alcoholemia mientras circulaban en un vehículo particular por la capital provincial el pasado fin de semana.

El incidente tuvo lugar durante un operativo de control de tránsito realizado por la Municipalidad de San Miguel de Tucumán en la avenida Sarmiento y Suipacha. Los agentes detuvieron un Peugeot 207 en el que viajaban tres personas de la policía provincial, y el conductor se negó a realizar la prueba de alcoholemia. La situación se volvió tensa, llegando a un punto en el que los policías se subieron al vehículo y atropellaron a un agente de tránsito, quien resultó herido en una pierna.

Tras el incidente, los policías regresaron al operativo y el auto fue secuestrado. El gobernador Jaldo repudió la conducta de los agentes y anunció que serían desplazados de la fuerza, junto con otros dos policías acusados de delitos anteriores. El secretario de seguridad de Tucumán confirmó que los cinco agentes fueron desafectados de la Policía de Tucumán, citando que no mantuvieron el decoro esperado de su jerarquía policial.

Además, se informó que uno de los policías despedidos estuvo involucrado en un caso de narcomenudeo, mientras que otro fue expulsado por su participación en un intento de huelga policial desarticulada recientemente. La decisión de apartar a estos agentes se basó en el Régimen Disciplinario Policial vigente y en la falta de conducta adecuada para su posición dentro de la fuerza.