La exmujer de Alberto Nisman, Sandra Arroyo Salgado, dio una entrevista por primera vez y defendió la participación de su familia en la marcha de ayer. Además reiteró que “no admite” la posibilidad de que el fiscal se haya suicidado.

En una extensa charla con radio Vorterix, la jueza de San Isidro, aseguró: "Por las palabras de la Presidenta no voy a polemizar, pero mis hijas son la alegría, la esperanza".

“Permití que mi hija de 15 años fuera a la marcha para dimensionar la importancia que tenía lo que venía haciendo su papá. Desde ese lugar me pareció importante. Lo hablé con su psicóloga. No era yo la que se lo debía imponer”, aseguró Arroyo Salgado.

Arroyo Salgado aseguró que está impactada por la cantidad de personas que se sumaron a la marcha. "Fue muy emocionante y muy difícil para mí y para mi hija", admitió.

"Esto me genera una gran responsabilidad. Todas las expresiones de la gente, que a nuestro paso me reconocía y me manifestaba palabras de apoyo, de fuerza, de confianza en lo que yo pudiera hacer. Sin duda muchas personas no desconocen que yo pertenezco al sistema de administración de justicia y para mí es una gran expectativa por todo lo que la gente piensa en que podemos colaborar desde la querella", aseguró Arroyo Salgado en diálogo con Mario Pergolini en radio Vorterix.

"De ningún modo admito esa posibilidad -el suicidio- y mucho menos como se ha presentado, con un arma de por medio". Por primera vez, la jueza Sandra Arroyo Salgado aseguró en público que está convencida de que su ex marido, el fiscal Alberto Nisman, fue víctima de un homicidio.


"En esta coyuntura judicial, política y mediática, no están dadas las garantías para que sea una investigación totalmente imparcial y sin riesgos para cumplir los fines del proceso", afirmó la jueza federal de San Isidro y ex esposa del fiscal Alberto Nisman, Sandra Arroyo Salgado, un día después de la masiva movilización del 18F.

En ese marco, sostuvo que "le parece muy importante que el resultado [que arroje la investigación] sea un resultado que crea la opinión pública; que la justicia le dé confianza a la gente".

Respecto de la investigación, aseguró que desea que sus colegas "trabajen tranquilos, no condicionados", especialmente en estos casos que trascienden a la opinión pública y donde cualquier juicio de valor puede entorpecer o resultar perjudicial para sus avances.

"No quiero emitir juicios de valor, más allá de la manifestación que hice, en la que plasmé e hice saber ciertas cuestiones. Entiendo que es importante mantener informada a la sociedad. No hay que malograr la investigación", advirtió. Y prosiguió: "Estamos tratando de que se despeje en el expediente si esto fue un suicidio o un homicidio. Tener la certeza que yo tengo no es objetiva [la jueza dijo en varias oportunidades que descree que su ex marido se haya suicidado]".

La magistrada, querellante en representación de sus hijas en el expediente judicial, deslizó alguna críticas a la investigación de la fiscal Viviana Fein. Puntualmente cuestionó que se haya realizado la autopsia sin que las partes hubieran designado a sus peritos. A modo de ejemplo, recordó que ella tomó un camino muy distinto cuando le tocó entender en el caso del ex prefecto Héctor Febres.
 
"Me entere ese mismo día que se iba. Después, aparentemente, (se informó que) él habría sacado pasajes el día 30, según dijo en conferencia de prensa la fiscal (Fein). Conociéndolo, convivimos 17 años, era una persona sumamente previsora", analizó.

Esa vuelta al país -admitió Arroyo Salgado- generó un roce en la ex pareja, fundamentalmente porque alteraba el plan familiar y obligó a que la hija mayor del matrimonio quedara unas horas sola en el aeropuerto madrileño de Barajas: "Tuvimos un entredicho porque fue todo muy sorpresivo".

"Más allá de ejercer su vocación por la Justicia y el derecho, para mí la familia es una prioridad. Fue impactante para mí. Me dijo que se volvía por una operación de la mamá y yo le pregunté si no podía esperar. Desconozco (las razones), tal vez puedo conjeturar algunas razones, pero ese día yo no tenía claro por qué se estaba yendo", apuntó.

La jueza Arroyo Salgado reiteró que solicitó la intervención de un veedor internacional para tratar que el proceso se desarrolle con normalidad porque se está ante un hecho que se llevó a cabo de manera "muy sofisticada".

"Yo me vio en la obligación de pedir un veedor de la CIDH porque en esta coyuntura judicial, política y mediática no están das las garantías que requiere una investigación imparcial", argumentó.