La vuelta a la fase 1 para contener el avance del coronavirus impactará de lleno en la economía, con una baja del consumo que ocasionará un menor nivel de recaudación y una consecuente suba de la emisión monetaria, para hacerle frente a los mayores gastos derivados de la segunda ola de la pandemia.

Una foto que se repite a más de un año del inicio de la emergencia sanitaria, con un escenario macro que se agrava a medida que se extiende la situación, sin un horizonte certero de recuperación. Un verdadero golpe de gracia.

Los recursos que se destinarán a asistir a los sectores más perjudicados no estaban previstos, inicialmente, en el presupuesto que el Ministerio de Economía diseñó para este año.

Hace unas semanas, cuando se aplicaron restricciones a la circulación y limitaciones a la actividad comercial, la cartera que dirige Martín Guzmán estimó un desembolso de $ 300.000 millones para los “gastos directos del Covid-19”.

Pero el cálculo quedó corto. Con el cierre total por 9 días anunciado por el presidente Alberto Fernández, que ya se encuentra en marcha, la partida asciende a, por lo menos, $ 480.000 millones. La cifra equivale al 1,3% del Producto Bruto Interno (PBI).

Ante el nuevo confinamiento, el Estado instrumentará más herramientas de ayuda, como la ampliación del Programa de Recuperación Productiva (REPRO) a otras industrias, la extensión de la Tarjeta Alimentar para familias con menores de hasta 14 años y el mayor alcance de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y demás asignaciones familiares, con el fin de llegar a 700.000 beneficiarios.

Según adelantó el Presidente, parte de los nuevos gastos se financiará con los ingresos obtenidos por el Impuesto a la Riqueza, un total de $ 225.000 millones. Pero la mayor emisión monetaria para ejecutar las medidas inquieta a los mercados. A mediados de abril, con las primeras limitaciones, el dólar paralelo acumuló una suba de $ 20 en apenas unos días.

El escenario empeora si se tiene en cuenta que los objetivos oficiales proyectados para 2021 quedan en suspenso, como el crecimiento del 7% del PBI, la meta del 29% de inflación y el recorte de dos puntos en el déficit fiscal.

La situación da cuenta del actual contexto, en el que las empresas no logran recuperar facturación, en medio de los acuerdos de precios, y los bolsillos de los consumidores pierden poder de compra.

Aunque las consultoras privadas dicen que podría bajar la inflación con la gente en sus casas, sería un efecto transitorio. Los analistas prevén que la inflación de mayo perforará el 4%.

Alimentos y bebidas seguirá por encima del nivel general del aumento de precios. La actualización del 9% en la tarifa eléctrica para los hogares del Gran Buenos Aires (GBA) y la suba de combustibles, prepagas y comunicaciones harán que los precios regulados sigan en alza.

En los primeros cinco meses del año, la inflación acumulará un incremento de más del 20% y las proyecciones indican que terminará 2021 en el orden del 45%.