El 6 de febrero pasado, hicieron 4 años del fallecimiento trágico de la periodista y legisladora de la Ciudad, Déborah Pérez Volpin, por una probada mala praxis en el Sanatorio La Trinidad, adonde ingresó para hacerse una simple endoscopía y salió fallecida.

El autor material del crimen ya fue condenado, pero se dilata innecesariamente un expediente por encubrimiento, en el que se encuentra procesado y a la eterna espera de fecha de juicio oral, Roberto Martingano, el director de la institución y cercano al dueño del grupo Galeno, Julio Fraomeni.

Según las constancias del expediente, inmediatamente después que Déborah falleció producto de la mala praxis, los responsables de la empresa de medicina privada, realizaron maniobras tendientes a ocultar las pruebas del hecho, configurándose un evidente encubrimiento.

El año pasado, cuando todo el mundo esperaba que se fijara la fecha del juicio oral, Martingano salió a pedir desesperadamente una probation, para evitar la condena, la familia rechazó el planteo, por lo cual la pretensión solo sirvió para ganar tiempo.

Una familia esperando Justicia, necesitando hace cuatro años saber que pasó, porque se ocultó, cual es la responsabilidad de la clínica y de Galeno en las maniobras para disfrazar el crimen, y el Poder Judicial todavía sujeto a su interminable burocracia.