Fue la protagonista de la primera versión de “Drácula” en los 90, cuando interpretó a una increíble Mina Murray que brillaba junto al famoso Conde, representado por Juan Rodó. “Fue un sueño hacerlo en el Luna Park, me estallaba el corazón de felicidad”, grafica de manera apasionada, sin exagerar ni un poquito. Aquella creación de Pepe Cibrián y Ángel Mahler, en tiempos en los que nacía el fenómeno de los musicales en la Argentina, fue el impulso para una artista extraordinaria que ha transitado distintos géneros, revista, espectáculos de tango y que todavía tiene ganas de ir por más.

Sentada a la mesa de un barcito del centro porteño es fácilmente reconocible, llama la atención por la luminosidad natural que surge de una sonrisa que cautiva. Siempre es placentera una conversación con Cecilia Milone.

"Vivo intensamente, siento fuerte, siento todo y una vez que me agoto, me da por escribir un espectáculo"

-¿Qué significó para vos la vuelta de Drácula, treinta años después?

-Drácula fue mi nacimiento como artista. Así que, de algún modo, esa etapa fue un renacimiento. Fue rencontrarme con la esencia más pura de mi vocación.

-Luego de varias funciones en el Luna Park y en el Movistar Arena te despediste el último verano en Mar del Plata. Sin embargo, habrá una sorpresa.

-Sí, poco antes de terminarla, Ángel Mahler que en esta ocasión, además de compositor es el productor general, me contó la idea de hacer las últimas funciones en el Luna Park. Yo ya me había despedido de Buenos Aires en el Movistar Arena, pero claro, pensar en el Luna una vez más es tan importante para Drácula como para mí.

"Vivo intensamente, siento fuerte, siento todo y una vez que me agoto, me da por escribir un espectáculo"

¡Es mi cuna! Imposible negarme a semejante símbolo”, dice categórica. “Que mi Mina Murray, la Mina de mi alma, la Mina que soy yo haya nacido y se despida en ese lugar tan emblemático, donde se inició, es un regalo demasiado grande que me da la vida como para perdérmelo”, señala orgullosa sobre el musical argentino más exitoso de todos los tiempos.

-¿Cómo surgió la creación de Master Tango, un espectáculo extraordinario que protagonizaste en el Teatro Carreras de Mar del Plata apenas finalizó la temporada de verano?

-Master Tango llegó para salvarme. Nació cuando creamos con Nito (Artaza) la modalidad de “Teatro en auto”, en medio de la pandemia, y armé ese espectáculo para expresar todo lo que me estaba pasando. Convoqué a grandes amigos y nos sumergimos en esa aventura. Necesitábamos subirnos al escenario, recibir aplausos y escuchar los bocinazos. Apenas terminó la última temporada de verano y quedó disponible el Teatro Carreras, sentí la necesidad de presentarlo ahí porque Mar del Plata es una ciudad que adoro. Ahí me presenté por primera vez como cantante solista y hacía mucho tiempo que no presentaba un espectáculo de tango ahí. Por el momento sigo con funciones y presentaciones hasta el 30 de agosto, que es la fecha pautada para la gran despedida definitiva de Drácula en el Luna Park.

-¿Hay algún musical o personaje que soñarías hacer? ¿Te llegó alguna propuesta?

-No, no he recibido propuestas y no hay un título único. Es un género que me encanta y que disfruto mucho hacer. Siempre estoy pensando en musicales que me gustaría actuar y dirigir.

-Y a la hora de escuchar música en tu casa o en el auto, ¿qué elegís?

-Escucho mucha música instrumental pero también me gustan los soundtracks de películas, el jazz romántico de Cole Porter, Berling, Gershwin, mucho Frank Sinatra mezclado con clásicos de los 80. Desde chica, soy reiterativa con la música que me conmueve, voy variando según las épocas, pero lo de ir variando, sólo se da con música mía, a la que siento que le pertenezco.

-¿Y qué opinión te merecen los nuevos artistas urbanos?

-No es una música a la que pertenezca, sé que está, pero no la termino de distinguir. Para mí es música ambiental y no es un prejuicio porque es un estilo nuevo. En general, me pasa que la música que “no es mía”, si bien no me molesta, queda ahí. Lo que registro y me conmueve va por otro lado.

"Vivo intensamente, siento fuerte, siento todo y una vez que me agoto, me da por escribir un espectáculo"

-Sé de tu admiración por el Maestro Mariano Mores y que allá por 2008 hiciste “Amor de Tango”, un homenaje a él, por el que recibiste una distinción.

-¡Mores es el sonido mi alma! No solamente por sus composiciones sino por todo lo que fue, por su piano, que podría reconocer fácilmente entre todos los pianos del mundo sonando a la vez. Su idea de lo sinfónico y lo popular, sus líneas melódicas tan bellas y exquisitas… Todo eso apoyado por una batería furiosa marcando el ritmo tan claramente. ¡Me vuelve loca!  Me representa muchísimo, como si estuviera diciendo lo que yo siento, lo que tengo para decir.

-Lo nombrás en tiempo presente, me imagino que debés tener muchas anécdotas con él.

-¡Sí! Una vez coincidimos en un Festival de Tango en San Luis y pude verlo como tantas otras veces, pero en esa ocasión no desde la platea sino desde el escenario. Estábamos a dos metros de distancia. Me sentía como una fanática alentando a su rockstar favorito. Él ya sabía que yo lo admiraba mucho, así que tenía confianza para expresarme. Cuando terminó, lo abracé llorando y él me serenó con una calidez tan humana, esa que sólo habita en el corazón de un artista tan sensible como fue a lo largo de su vida. Por supuesto que registró cada una de mis ovaciones durante su presentación. Al día siguiente, hablamos por teléfono y me dijo que lo que más lo había conmovido, había sido darse cuenta que sus temas favoritos, eran los mismos que me gustaban a mí. Esas palabras abrazan mi corazón para siempre.

-¿Qué le sugerirías a las nuevas generaciones que audicionan para un musical?

-Las audiciones en general, son odiosas. Lo mejor es respirar hondo y seguir. Que sean lo más verdaderos y equilibrados que puedan porque el estrés que genera una audición es enorme. Lo que tengan que mejorar, lo lograrán con el tiempo. Ahora, están ahí, con lo que tienen, muéstrenlo y confíen.

-¿Cuándo nace tu devoción por la Virgen de Lourdes?

-En un momento de desesperación y angustia muy grande. En tiempos de mucho desencuentro con Nito. Sentía una pena tan grande que no había terapia ni homeópata ni acupuntura que me sacara de ahí. Ya había intentado todo, sólo me quedaba rezar, y eso fue lo que hice. Quizás el dolor siguió, pero la paz que sentí, me fortaleció.

-¿En qué momento personal te encuentra el presente?

-No lo sé. No me hago ese tipo de planteos. O en todo caso, no en el momento. Quizás con el tiempo, a la distancia, puedo darme cuenta si fue un buen o mal año. Ahí puedo distinguir una etapa de otra. Vivo intensamente, siento fuerte, siento todo y una vez que me agoto, me da por escribir un espectáculo”.

"Vivo intensamente, siento fuerte, siento todo y una vez que me agoto, me da por escribir un espectáculo"

Se ríe tentada de su última frase y se predispone a seguir conversando con radio Continental.

-¿Y cómo va la vida con Nito Artaza después de seis años de casados?

-Muy bien, en líneas generales. Sin duda estamos mejor juntos que “sueltos”. En el medio hay de todo, por supuesto, pero nuestra vida es buena.

-¿Qué opinabas sobre su candidatura a Jefe de Gobierno que finalmente no se concretó?

-Yo siempre acompaño. Aporto lo que puedo aportar desde una persona muy poco erudita respecto de la política, pero ahí estoy.

-¿En qué creés que fallamos los argentinos que últimamente avanzamos un paso y retrocedemos tres?

-No me parece que sea así. Quizás somos mucho mejores de lo que pensamos o de lo que una mayoría nos hace creer. Pero en lo que sí fallamos es en resaltar más nuestros errores que en resaltar nuestros aciertos.

-Cerremos la pausa. ¿Tenés una charla, un café pendiente?

-No suelo tener cosas pendientes y en caso contrario sería porque no estoy lista para eso y necesito pensarlo. Como dije antes, primero siento y una vez que lo entiendo y lo proceso, recién ahí me habilito y lo converso. Cuando decido hablarlo, lo hago con claridad.