Talentosa, divertida, apasionada y con un sinfín de recursos actorales que la potencian sobre el escenario, Fernanda Metilli es de esas mujeres que todas quisiéramos tener en el grupo de amigas porque le da sentido a la vida. Más allá de las circunstancias, ella siempre está lista para colaborar en lo que sea a cambio de una sonrisa.

Apenas arrancó el año, volvió a ponerse en la piel de la madre de la protagonista en “Matilda, el musical”, que batió récord de venta de localidades el año pasado en vacaciones de invierno y se despidió con aplausos de pie apenas arrancó 2024. Ese personaje le dio muchas satisfacciones; no pasó desapercibida porque la metamorfosis que logró con el equipo enorme que la sostuvo fue sensacional. Como si fuera poco, se dio el lujo de compartir escenario con Agustín “Rada” Aristarán, su pareja en la vida real y la hija de él. ¿Mejor? imposible.

Ahora, se prepara a todo ritmo para el regreso de “Las chicas de la culpa”, junto a Natalia Carulias, Connie Ballarini y Malena Guinzburg, para hacer delirar al público con lo que podríamos afirmar que es un fenómeno teatral imperdible que no tiene techo y con el que viajaron a distintos países, y regresan al Teatro El Nacional Sancor Seguros, de calle Corrientes, el martes 9 de abril.

Metilli también se destacó en la obra “Inmaduros”, que protagonizaron Adrián Suar y Diego Peretti y formó parte “Buenos Chicos” la última ficción nacional de Pol-Ka, que se pudo ver por la pantalla de Canal 13.

"Soy vulnerable a todo lo que me de culpa"

-Arrancaste, además, con los ensayos de “Exit”, la comedia que protagonizás con Nancy Duplaá y Juan Pablo Geretto, con producción de Tomás Rottemberg.

-Sí, es una comedia súper actual porque trata de los trabajos en las empresas y particularmente de la competencia que hay para no quedarse sin trabajo. Los tres personajes son muy distintos y al mismo tiempo desesperados, razón por la que todo se empieza a complicar muchísimo. Va a ser una bomba.

-Hablemos de tu personaje y de la dinámica de trabajo con Corina Fiorillo, la directora.

-La dinámica es genial y trabajar con tremenda directora es un lujo. Yo ya había tenido una experiencia con ella a través del Zoom, en plena cuarentena; ahí nos conocimos. Es tan pragmática, tan organizada y con un timing increíble. Para mí es la número 1 armando croquis de horarios, que es lo más difícil de coordinar. Tiene una mirada acertada como directora, siempre pensando en destacar al actor. Es muy generosa y eso hace que el equipo trabaje muy bien. Pasamos letra, después pasa al cuerpo y empezamos a buscar. Es tan divertida que hay escenas de la obra en las que con Nancy miramos a un punto ciego para no tentarnos de risa.

-¿Cuándo estrenan y en qué teatro?

El 10 de abril, en el Multiteatro Comafi, con funciones de miércoles a domingos.

-Hablemos del suceso de “Matilda, el musical” que agotó localidades en el Teatro Gran Rex y la rompiste toda interpretando a Zinnia, la madre alocada de la protagonista.

-Lo que pasó con “Matilda” fue un antes y un después para todos los que formamos parte. Interpretar a Zinnia parecía una imposibilidad al principio porque yo nunca había cantado y después de verlo realizado, viendo el personaje desde afuera, entre fotos y videos me convencí de que podía hacerlo. Obvio que con la ayuda de todo un equipo: coaches, actores, directores, cuerpo técnico. No era algo que deseaba porque no lo tenía en mente para nada, pero cuando sucedió lo disfruté intensamente.

"Soy vulnerable a todo lo que me de culpa"

-Como si fuera poco regresaste con “Las chicas de la culpa”, un show de stand up con tres mujeres tan desopilantes y disparatadas como vos. ¿Cuándo arrancó el proyecto?

-Empezamos hace aproximadamente siete años cuando en Telefé hacían “Las culpas de Colón”, que fue un especial de comedia de hombres y, para el Día de la Mujer, decidieron hacer cuatro capítulos con y para mujeres. Dalia Gutman era la conductora y nosotras oficiábamos de panelistas. El programa fue un éxito. Hacíamos 7 puntos de rating a la medianoche y por eso decidieron hacer cuatro especiales más. Tiempo después empezamos a hacer teatro con Diego Scott y arrancamos los tres primeros años con él.

-Es muy loco lo que sucede en la boletería: apenas ponen en venta las entradas se agotan y que en cada función cambie el final.

-Lo que sucede con el espectáculo es hermoso y agradecemos muchísimo que nos esperen a la salida del teatro. Nosotras terminamos el 28 de noviembre en Capital y tres meses después ya estaban pidiendo nuevas fechas. Ahora vamos los martes en el Teatro El Nacional y ya agotamos las tres primeras funciones. Cambiar el final es parte de nuestro formato porque nos parece atractivo y cada función es distinta.

-¿Cómo te definís artísticamente?

-Actriz, actriz, actriz actriz/comediante y si bien me encanta hacer stand up con las chicas, no puedo dejar de transformarme en otra persona, que es lo que hacemos cuando actuamos.

-Hace poco contaste públicamente que sufriste ataques de pánico. ¿Cómo lo sobrellevaste?

-Sí, tal cual, yo sufro ataques de pánico desde hace mucho tiempo; el primero fue hace diez años, en Córdoba, haciendo el espectáculo “Stravaganza” y no entendía bien qué me estaba pasando. Probé con dos psiquiatras diferentes hasta que logré dar en la tecla con quien estoy tratándome ahora. Para mí la medicación no es un tabú, a veces es necesaria, es algo químico que le sucede o no a mí cerebro y con ese tratamiento me siento espectacular.

-¿Cuánto tiempo le dedicás a las redes?

-En realidad, muestro realmente lo que tengo ganas; si no hay nada para decir prefiero guardarme. Activo cuando siento que aparece una idea que me divierte. No lo siento como un compromiso porque de lo contrario sería un trabajo más. Es una buena herramienta para promocionar lo que hago. El otro día me pintó hacer un reel comiendo un choclo y preguntarle a la gente si lo comían con manteca o con mayonesa.

"Soy vulnerable a todo lo que me de culpa"

-¿Cuáles son tus miedos más frecuentes y a qué los atribuís?

-Hace algunos meses los miedos fueron cambiando de eje y a esta altura no tengo muy claro miedo a qué exactamente. Mi mamá se enfermó muy feo y actualmente estamos en un proceso de despedida y aceptación, así que los parámetros cambiaron completamente. Así es la vida.

-Estás en pareja con Agustín “Rada” Aristarán, un artista increíble. ¿Cuáles son las ventajas de vivir en casas separadas?

-La más importante es que nos extrañamos mucho. Entonces, cuando surgen las ganas de vernos, son verdaderas. Hay deseo de hacer un esfuerzo para ir a su casa o que él venga a la mía. Estamos juntos hace diez años, con una pausa de seis meses en el medio. Los dos disfrutamos mucho de tener nuestros espacios y convivir unos días cuando tenemos ganas. Él ahora está de viaje, así que el reencuentro va a ser de mucho disfrute.

-¿Cómo equilibran los egos con Agustín, tu pareja?

-Por suerte, no tenemos problema con eso, no tengo recuerdos de lucha de egos y si alguna vez sucediera creo que lo hablaríamos. Compartimos la experiencia de “Matilda” y lo disfrutamos muchísimo, por eso creo que tenemos el ego bastante bien enfocado arriba del escenario

-¿A qué edad decidiste dejar Tandil para venirte a vivir a Buenos Aires y qué te dijeron tus viejos?

-Tenía 22 años cuando me recibí de profe de teatro y dije “ya está”. Mi vieja, obviamente apoyándome siempre, me dio los ahorros que tenía y me instalé en Buenos Aires en la casa de mi prima Vale, quien me abrió las puertas de su casa, su corazón, todo. Las mujeres de la familia siempre apoyando. Sin embargo, mi viejo no me habló y lo conté en uno de mis primeros monólogos. Me dijo: vas a llegar a Buenos Aires y te vas a poner en pelotas en la calle Corrientes. Mi papá ahora tiene 78 años, pero en aquella época, no era bien visto que una mujer se dedicara al humor, cualquiera era tildada de “mujer objeto” en los programas de tv. Mi papá me imaginaba entangada al lado de un tipo como Olmedo o cualquier otro comediante de la época. Con el tiempo sufrió un ACV pero tuve la suerte de que me viera en escena y le gustó.

"Soy vulnerable a todo lo que me de culpa"

-Sé que amás a los animales.

-Los amo y tendría muchos más, adoptaría a todos los que van apareciendo. Tengo a Patrañas, un gato que tiene 12 años; a Pantuflas, mi perro salchicha con patas de rana; a Chancleta, mi princesa, y a Onorio, que es de mi novio pero es de todos. Tuve a Julito, que se murió, y a Vicente, ufff, los amo.

-Se nota que sos una persona sensible y empática. ¿Cuál es tu punto de vulnerabilidad?

-Soy vulnerable a todo lo que me de culpa, no puedo ser jefe porque me piden algo y lo doy. Definitivamente, en materia de vulnerabilidad, soy la peor de todas

-¿Cómo aprovechás tus tiempos libres?

-Me gusta mucho dormir porque siempre estoy muy a full y suelo mirar videos que me divierten, como mirar peluches, ver casas lindas, decoración… Todo lo que veo es en colores porque siento que le llegan cosas lindas a mi cerebro. Disfruto mucho caminar e ir desde Villa Ortúzar hasta el obelisco caminando porque me distiende mucho.

-¿Qué te enoja y qué destacás de vos misma?

-Me enoja tardar mucho en resolver algunas cosas, procrastino bastante y lo positivo es que de las cosas malas me olvido; pasa un tiempo y ya fue.

-¿Qué valor tienen tus amigas para vos?

-Las amigas son el entorno de la vida. La amistad es la red más grande y por eso no concibo la vida sin perros y sin amigos, porque sería un desperdicio.

-¿A qué personaje invitarías a tu casa a conversar sin tiempo?

Yo invitaría a Gollum, el personaje de la saga de “El señor de los Anillos”. Sería un planazo charlar con él y a Verónica Llinás, porque la admiro profundamente y lloraríamos de risa los tres.