Un grupo de pacientes que padecen “Trastorno Obsesivo Compulsivo” coinciden en la sala de espera del consultorio de un afamado psiquiatra, pero la cosa se complica cuando la secretaria avisa que el médico no va a llegar a tiempo por un vuelo demorado. Y ahí empieza el gran dilema, porque los pacientes tendrán que convivir en el mismo espacio durante largas horas intentando controlar los TOCs por los que decidieron pedir turno para la consulta. ¡Tranquilos que no vamos a spoilear el final, pero hay garantía de que el mientras tanto es un gag detrás de otro y risas sin parar.

Arrancó la 14ª temporada de “Toc Toc”, una comedia desopilante del autor francés Laurent Baffie, que batió récords en la historia del teatro argentino y que es un suceso descomunal. Diego Pérez agradece la visita de Ale Canosa, quien si bien había visto las versiones anteriores, por cábala tiene que verlas todas. Diego divisó a Canosa en la platea, le dedicó unas bellas palabras de agradecimiento por estar siempre y ahí nomás se sumó el resto del elenco.

“Yo hace tres años que formo parte de este suceso teatral increíble y estoy feliz -describe Pérez-. Las dos veces que fui a ver la obra como espectador me imaginaba haciéndola. Un día, mientras terminábamos de almorzar con mi mujer, recibí un llamado de (el productor) Carlos Rottemberg para sumarme al elenco porque Miguel Ángel Rodríguez tenía que grabar en el exterior y debía bajarse de la obra. Yo ya estaba decidido mientras él me hacía la propuesta”.

La comedia está protagonizada por Ernesto Claudio, Diego Pérez, Natacha Córdoba, Diego Freigedo, Gabriela Grinblat, Gabriela Licht, Mora Lestingui -como la secretaria del psiquiatra- y se puede ver de miércoles a domingos en una de las salas del Multiteatro Comafi. Si algo tiene de extraordinario esta comedia con la acertadísima dirección de Lía Jelín, es que el público se ríe con lo que provocan los personajes en escena pero de ninguna manera del TOC que padecen que, dicho sea de paso, todos se destacan con actuaciones parejas. Si no la vieron es momento de animarse; y si la vieron vuelvan, porque esta versión no tiene desperdicio.

"No tengo un TOC, pero lo que sí tengo son infinitas manías"

Actor, conductor, director de teatro, Diego Pérez es un tipazo, de esos que quisieras tener en tu lista de amigos y sentarse a conversar con él es un planazo. Siempre de buen humor, empático y generoso, tal es así que agradece dos veces por las dudas y te llena el corazón de alegría. En la comedia, Diego es Camilo,  taxista, quien sufre el TOC de la "aritmomanía", un trastorno asociado con los números mediante cálculos matemáticos.

-El día del estreno estaba previsto para el 16 de julio, no había mucho tiempo y justo coincidía con la fecha en que había fallecido mi mamá, así que sentí que ella me iba a dar fuerzas para hacerlo. Mi respuesta fue un “Sí” categórico.

-¿Cómo fue incorporar la letra en tan poco tiempo y no enloquecer con los cálculos matemáticos?

-Me puse a estudiar la letra como loco, grabé todos los números porque los cálculos que hace el personaje son exactos. Es muy curioso porque en una función, un señor de la primera fila sacó el celu para hacer los cálculos y sacarse la duda. Desde el escenario lo interrogué con un “¿y… dan o no dan?”, a lo que el tipo con toda la onda me hizo un guiño riéndose y al grito de “son posta che”. Estudié como loco, lo grabé para ir escuchándolo en el auto y así estuve durante seis días sin parar porque el personaje tiene mucha letra. Mis compañeros estaban asombrados con la velocidad con la que pude salir al toro mientras ellos ensayaban conmigo sin dejar de hacer funciones.

-¿Te pasó alguna vez de confundir los cálculos o quedarte en blanco?

-Me pasó varias veces que soñé que los cálculos me salen mal o me los olvido. ¡Una pesadilla! Pero lo bueno es que una vez que termino la función, salgo del teatro y conecto con otra cosa.

-¿Tenés algún TOC en la vida real?

-No tengo un TOC, lo que sí tengo son infinitas manías, como cuando trabajaba en el ferrocarril y tenía que levantarme a las cuatro de la mañana para estar media hora más tarde en la boletería del San Martín, y como alguna vez me quedé dormido, incorporé la manía de ponerme tres alarmas. No sólo eso. También dejo preparado el mate la noche anterior, con el termo cargado y de última le pego otra calentada por si tengo que salir rápido al trabajo. También dejo sintonizada la radio en el auto, así a la mañana me subo y enciendo automáticamente. Bueno, voy sumando, ¿no? (risas).

"No tengo un TOC, pero lo que sí tengo son infinitas manías"

-Sé que sos fanático de muchos artistas y que aún tenés cosas de ellos sin estrenar.

-Sí, re fanático. Tengo libros ordenados por autor que nunca abrí, o un disco de Sabina que no escuché aún y que el día que no esté en este mundo, para mí va a ser un estreno. Un film de Al Pacino y una peli de Woody Allen envuelta en celofán, con el mismo objetivo. La idea es estrenar todo eso a modo de homenaje, quizás para conectar con ellos de manera especial.

-Tuviste la suerte de entrevistar a Diego Maradona en la época en que la rompías como "El Insoportable", en dupla con José María Listorti, en Showmatch. Contame cómo te decía Diego y el gesto enorme que tuvo el Diego con tu papá.

-Fue genial. Le hicimos cuatro sketches de “El Insoportable” y uno fue en Canadá. Se divertía muchísimo porque lo que tenía mi personaje se emparentaba mucho con lo que era el Diego.

Siempre estaba rodeado de mucha gente. Un día lo llamamos por orden de Marcelo Tinelli, él estaba en Coconor (Costanera) y todos llegamos antes del horario pautado, así que nos pusimos a charlar de muchas cosas. No me voy a olvidar más ese día porque mi viejo estaba atravesando un cuadro de depresión importante; entonces le dije que era fanático de él y si le podía dejar un saludo por celu. Diego me dijo “llamalo, llamalo”. Atendió mi papá, Maradona me sacó el teléfono y se alejó para hablar con mi viejo como diez minutos. Llegaban los jugadores y él de pura charla. Terminó la llamada y me dijo “cuidalo a tu viejo”. Y fijate cómo era Diego que un año después grabamos otro sketch y Diego lo primero que me preguntó fue por mi viejo. Me decía “¿qué hacés, Gordillo?”, por el “Tapón” (Jorge) Gordillo (jugador de River de la década del 80) y Tinelli siempre me pedía que lo llamara yo porque me daba bola. Cuando terminó el programa “La Noche del 10” me invitó con mi papá y después fuimos al camarín, sacamos una foto con Sergio Goycochea y la tengo colgada en el quincho de mi casa.

-Sos hincha fanático de Platense, de hecho tu Perfil en IG es @diegopcalamar. ¿Por qué tanta devoción por el Calamar?

-Ser hincha de Platense es emparentarme con mi papá, después sumaron mi esposa y mis hijos. En realidad mi esposa era de River, pero cuando nos casamos, viendo lo que sufríamos los calamares, se cambió la camiseta y después se sumaron mis hijos por los ascensos que tuvimos. Ser de Platense es una pasión y si bien nací en San Martín, mi viejo vivió en Saavedra y él me hizo hincha. Es abrazarme con mi viejo en cada gol. Cuando hay partido, hacemos asado, lo miramos en el quincho y todos se ponen alguna camiseta por cábala, menos yo. Y es verdad lo que decís de mi cuenta de Instagram; mi esposa me dice “¿cómo vas a poner diegopcalamar? Mirá si te llama un productor… no es serio”.

-Empezaste la tercera temporada de "Desperezate" por el Canal de la Ciudad.

-Sí, estamos muy contentos. Apenas terminamos con “Pantagruélicos”, arrancamos con “Desperezate”, que a su vez incorporó una columna de cocineros express de aquel programa que funcionó muy bien. Es un magazine que tiene de todo, con columnistas especializados en cada tema y con un gran equipo de producción, con Mónica Lavalle a la cabeza. Salimos de lunes a viernes, de 17 a 19, por el Canal de la Ciudad.

-¿Hubo épocas en la que te quedaste sin trabajo y sin dinero?

-Hasta ahora, nunca me quedé sin laburo. La única etapa complicada fue durante la pandemia. En ese momento estaba haciendo la obra “¿Qué hacemos con Walter?”, una comedia de Juan José Campanella. Íbamos a salir de gira y se paró todo, del mismo modo que con un programa de tele que hacíamos con Verónica Varano y no podían llegar las bandas del interior del país.

-¿Cómo te las ingeniaste para generar ingresos?

-Empecé a hacer “Vivos” en Instagram que me auspiciaba una marca de yerba y los invitados se llevaban un equipo de mate y algunos paquetes de yerba, después le escribí a Víctor Santamaría y pude hacer un programa de radio en Del Plata y en “Mucha Radio” y le agradezco porque en ese momento no entraba dinero en casa.

-¿Qué otros trabajos fuera de la actuación y la conducción hiciste antes de llegar a los medios?

-Terminé la escuela secundaria y empecé a vender boletos en el Ferrocarril San Martín, de madrugada y hasta las 12 del mediodía. Me iba a mi casa, dormía un rato y de ahí a estudiar teatro con Lito Cruz, Carlos Moreno, Norman Briski y Agustín Alezzo. Después pusimos un kiosco con un amigo y decidimos llamarlo “La Fiaca”, en a honor Briski porque siempre será mi maestro. También vendí películas en el videoclub de un amigo hasta que empecé a hacer bolos en televisión y apareció la oportunidad de “Videomatch” y nunca nunca más paré.

-Y, como si fuera poco, estás dirigiendo dos obras de teatro.

-Sí, una es “Por qué será que la queremos tanto”, de Daniel Dátola, con producción de Juanjo Taboada y protagonizada por Germán Kraus y Alberto Martín y me llena de orgullo. Y la otra es “Mentime que me gusta”, con producción de Aldo Funes, en el teatro La Casona, con un hermoso elenco: María Rosa Fugazot, Héctor Calori, Claribel Medina, Adriana Salgueiro, Matías Santoiani y Hernán Figueroa. En las dos comedias traté de meter muchos gags para que la gente se divierta mucho.

"No tengo un TOC, pero lo que sí tengo son infinitas manías"

-Los que te conocemos bien sabemos que sos un tipo muy familiero. ¿Cuánto tiempo hace que estás casado con Mariela y en qué etapa de la vida están tus hijos?

-Llevamos 23 años juntos, un año y medio de novios y nos casamos. Es una gran mujer en todos los sentidos: buena esposa, mamá presente, ama de casa dedicada. Fue cantante amateur del coro Kennedy, cantó en el coro Gospel y este año lo hará como solista. Ama la música y así la conocí. Nico, ya cumplió los 17, este año termina el secundario y juega al vóley hace varios años. Sofía tiene 20, se recibió de cosmetóloga y ya está haciendo sus primeros trabajos. Son chicos sanos, divinos… Estoy orgulloso de la familia que formé.

-¿Qué tiempo les dedicás a las redes sociales? ¿Estás aggiornado o te ayudan tus hijos?

-Tengo 60 años, me llevo más o menos, escribo lo justo, trato de poner cosas de trabajo, algún posteo de cumpleaños, lo que estoy dirigiendo o si hay algún cambio en alguna obra en la que actúo… Trato de que no me invada para no restarle tiempo a otras cosas como escuchar música en el auto, leer algún libro o ver alguna serie si estoy en casa. No me quita el sueño tener más seguidores ni quiero estar pegado al celular.

-¿Cómo te autodefinís?

-Soy una buena persona. Me da mucho orgullo saber que cuando me sumo a cualquier proyecto, sea de teatro o tele, escucho decir “qué bueno trabajar con Diego Pérez porque es un tipazo”, eso me gratifica muchísimo.

-Si pudieras volver el tiempo atrás por un día, ¿con quién o quiénes compartirías un buen asado y conversarías de esos temas que te llenan el corazón de alegría?

-Sin ninguna duda serían Héctor y Herminia, mis viejos. Me hubiera encantado tenerlos más tiempo con vida, que vieran crecer a mis hijos, también a Adriana quien fue mi suegra, mi tío Alberto que fue quien me sumergió en el mundo del cine con su proyector Súper 8, mostrándome películas de Frankestein, de Drácula, del Hombre Lobo, de Chaplin, El Gordo y el Flaco, Los tres Chiflados, Abott y Costello. Amo la película “Cinema Paradiso”, porque para mí él fue mi Alfredo y yo su Totó. Mis abuelos y cuatro amigos de mi edad que ya partieron: El Popi, Alfredito, Gustavo y Ricardo y se me quiebra la voz porque los imagino a todos ellos en un azadazo inolvidable.