El precandidato a jefe de Gobierno Roberto García Moritán dialogó con Diego Schurman en la Entrevista Vertical. Dijo que tras la ruptura del espacio votaría como presidente a Espert o a Milei. Rescata de este último la idea de implementar vouchers para la educación y ataca con dureza a los dirigentes sociales —en especial a Grabois y “su ego brutal”— por considerar que “son inmorales, patoteros y violentos” que obligan a la gente a marchar bajo la amenaza de quitarles el plan. “Hay que tirar el edificio del Ministerio de Desarrollo Social donde se concentran la mayoría de las protestas”, aseveró.

#LaEntrevistaVertical - Moritán: “López Murhpy se corrió de Republicanos Unidos porque perdía”

PRINCIPALES FRASES

“López Murhpy se corrió de Republicanos Unidos porque perdía la interna”

“Nosotros teníamos la enorme ilusión de que Ricardo fuera nuestro candidato a presidente … pero se baja porque dice que sus posibilidades de ganar eran bajas.”

“Nosotros somos el partido liberal de Juntos por el Cambio. Entonces, salir a apoyar a candidatos de otros partidos que no son liberales atenta un poco con nuestro espíritu”.

“Ricardo nos tiene que firmar a nosotros si vamos a ser parte de Juntos por el Cambio o no. Así que, dependiendo de sus convencionales, ya no teniendo intereses particulares en el partido, espero que no tenga la mala idea de dejarnos fuera de Juntos por el Cambio

“Espert y Milei son, a priori, los candidatos a presidente que podría votar”

“Yo no vine a fluir, vine a cambiar y a incomodar.”

“El lema de Republicanos Unidos es paso a paso, como el Racing de Mostaza Merlo”

“Los que protestan están ahí protestando porque los obligan, si no están ahí les sacan el plan”

“Estas personas que los obligan, que sí son los seres oscuros, inmorales, los patoteros, los violentos, son los que hay que sacar del sistema”

“Definitivamente que no haya intermediarios, que además lucren con el malestar, con la miseria y con la pobreza de las personas”

“No conozco a Grabois pero debe tener un problema de ego brutal, ¿no? Debe estar convencido, equivocado, y convencido de algo que claramente no es ni nadie lo necesita”.

“Estoy de acuerdo con los voucher para la educación, porque me parece que está bueno que a las escuelas se las premie por los resultados positivos que logren”

“Proponemos que los vecinos de algún municipio que se atienden en la Ciudad de Buenos Aires le manden la cuenta al municipio de donde vienen”

“Cuando uno produce en la Argentina, el Estado expropia el 60 y pico por ciento de lo que vos generás”

NOTA COMPLETA

—No puedo evitar arrancar con el conflicto con López Murphy. Parecían todos unidos ¿Qué pasó?

—Bueno, diferencia metodológica te diría. Nosotros teníamos el compromiso de hacer de Republicanos Unidos el espacio más moderno y democrático de la Argentina. Esto tenía como particularidad que cualquier afiliado que quisiera competir, se anotara en la lista, arrancara su candidatura y se juntaba los avales, los votos, los afiliados y el entusiasmo suficiente, iba a hacer merecedor de estar dentro de una lista que acompañe al candidato jefe de gobierno. Y Ricardo quiso ir contra este espíritu y tuve que ponerle voz a lo que viene a ser la política. Primero, defender un espacio liberal. Y segundo, cambiar algunos mecanismos que tiene la política que parece desde mi humilde criterio no representa el mundo que viene.

—Tengo dos versiones. Por un lado, que López Murphy no les consultó para lanzarse como candidato a jefe cuando la idea era una competencia interna, como decías vos. Y por otro lado el testimonio de López Murphy que dice “no han optado de acuerdo a mis estándares morales, trataron de generar una degradación del partido sumando afiliados que no pertenecen a nuestras concepciones”. ¿A qué se refería él y qué es lo que dicen ustedes?

—Yo creo que Ricardo tiene que cuidar algunas declaraciones. Me parece que por respeto a los afiliados, a los que somos parte de Republicanos Unidos, y a los que no nos dejamos llevar por el personalismo ni los liderazgos demasiado verticales ni por los excesos de caudillismo. Y La realidad es que ellos usaron una situación de una incorporación de una dirigente que se llama Claudia Calciano, que venía del movimiento gremial de Momo Venegas, como una excusa para dinamitar absolutamente todo. Ellos se imaginaban a Claudia trayendo micros llenos de votantes de algún rincón del conurbano y esto nunca pasó. De hecho, cuando arrancó el conflicto, nosotros directamente le dijimos a Claudia que le agradecía mucho su interés en ser parte de Republicanos Unidos pero que en este momento traía demasiados conflictos a la mesa y se terminó el problema ahí. Ahora, yo para serte franco, Diego, acá se pusieron en discusiones dos modelos. ¿No? Un modelo viejo, antiguo, personalista, con lista sábana. Y un modelo nuevo, más moderno, más democrático, de liderazgo más horizontal, de gestión de resultados, y nosotros cuando decidimos competirle a Ricardo, nos pusimos a trabajar.

—O sea, era la rosca contra la elección directa.

—Sí, qué sé yo, es una manera de... Sí, de alguna manera. Pero la diferencia está en que nosotros sabemos laburar. O sea, a fin de cuentas, y acá me parece que nuestros líderes, y veo que hay un patrón común entre todos los líderes políticos que están hoy por hoy en el gobierno, de hace muchos años, es que no saben reconocer sus errores ni sus falencias ni sus limitaciones. No saben agradecer, no saben pedir perdón. Y esa es, creo, la gran falla y la cuenta pendiente que tiene la política con la ciudadanía.

—¿No hubo un llamado de López Murhpy?

—No, y no va a pasar nunca. Pero no importa, yo no espero que lo haga tampoco. Lo que quiero decir con esto es que cuando nosotros, cuando se puso sobre la mesa la oportunidad de la competencia, que yo creo que la competencia nos eleva, nos hace mejores personas, nos ayuda a crecer, nosotros nos pusimos a trabajar, inmediatamente. Armamos equipos territoriales, salimos a afiliar. Mi padre y yo fuimos los que más afiliamos al partido, me gané un termo y mi papá también. Nos ganamos un termo por la cantidad de amigos y familiares que hemos afiliado. Sacamos equipos a la calle, recorro todas las comunas todos los días. Hablo con comerciantes, hablo con vecinos, me junto a tomar el té, armamos cuadros técnicos, trabajamos mejor las propuestas, armamos un equipo de comunicación espectacular, salimos en redes de forma muy agresiva a promover lo que queremos hacer con el partido, afiar más gente, o sea, nos pusimos a trabajar y ellos se vieron evidentemente intimidados por nuestra capacidad de laburo y de gestión a tal punto que se bajaron de la elección y pusieron excusas. Pero la realidad de fondo ¿sabés cuál es? Sin contar las afiliaciones nuevas, que fueron un montón, las logramos con un montón de personas que nos quieren y confían en nosotros. El 70% de los afiliados históricos le dijeron que no a la gestión de Ricardo López Murphy. O sea, él hubiera perdido por el 70% simplemente con lo que había ya antes y no habría filado nada.

—Se corrió porque tenía miedo de perder…

—No, porque perdía.

—López Murphy hizo un acuerdo con Patricia Bulrrich, claramente va a ser su candidata en las PASO a presidente de la nación. ¿Cuál es tu candidato o candidata a presidente para esta elección?

—Nosotros teníamos la enorme ilusión de que Ricardo fuera nuestro candidato porque él ve el triunfo de una manera diferente a la que la interpretaba yo en términos nacionales. Para mí que Ricardo estuviera en el debate presidencial, estuviera en la mesa del lugar donde se impone la agenda, que un liberal con el peso que él tiene, con la comprensión de las problemáticas, con la profundidad de sus argumentos, era una batalla que había que llevar adelante. Nuestro compromiso de Republicanos Unidos es el de promover un partido liberal. Nosotros somos el partido liberal de Juntos por el Cambio. Entonces, salir a apoyar a candidatos de otros partidos que no son liberales, atento un poco con el espíritu de lo que vinimos a hacer a la política. Ricardo se baja porque dice que sus posibilidades de ganar eran bajas. Pero a mí me parecía que el solo hecho de él representar la voz de todo lo que queremos representar de cara al futuro por sobre todo el liberalismo, como involucrándolo en la política y de a poco y metiéndolo en las legislaturas era muy importante también. Pero, bueno, visiones de tipo deferente.

—Ya no es candidato a presidente. ¿A quién votás?

—¿A presidente?

—Sí

—A algún candidato liberal. Todavía hay mucho por resolver.  Hay una cosa que no te conté, que es el próximo desafío interno nuestro.  Ricardo nos tiene que firmar a nosotros, o sea, sus convencionales, los que responden a Ricardo, si vamos a ser parte de Juntos por el Cambio o no. Así que nada, dependiendo de sus convencionales, ya no teniendo intereses particulares en el partido, espero que no tenga la mala idea de dejarnos fuera de Juntos por el Cambio. Así que de eso también dependerá un poco cómo nos alineamos. De todas formas, como la elección de la ciudad es desdoblada de la presidencial, no necesariamente tenemos que ir vinculados con el mundo.

—Pero dejame entender, porque vos decís, “voy a votar de candidato a presidente a un liberal”. Si no me querés puntualizar quién, decime quiénes son los liberales que están compitiendo. Porque cada uno entiende distinto quién es liberal.

—Bueno, hoy por hoy la sensación es que tenemos a José Luis Espert, que entró en Juntos por el Cambio, y a Javier Milei, por fuera. Bueno, a priori creo que son los candidatos hoy por hoy posibles para votar.

—Espert dijo acá el otro día que venía conversando con vos para que lo acompañes a una fórmula.

—Lo conversamos, pero justo se dio en el momento donde surgió este inconveniente con Ricardo. Había esta diferencia metodológica con Ricardo y había un sector muy importante del partido, de los afiliados, te comenté recién el 70%, que necesitaban que yo asuma mi rol de líder. Me pidió que me hiciera cargo de esta nueva voz, de este nuevo sistema, de la renovación de la política, que hiciera lo que tenía que hacer, lo más incómodo de todo, porque para mí lo más sencillo de todo era fluir con la corriente, pero yo no vine a fluir, vine a cambiar y a incomodar.

—Contame por qué dijiste que la Argentina es como el Racing de Mostaza Merlo.

 —¿Qué sé yo? Porque lo dije en una entrevista que sentía que...

—Vos dijiste algo así como que el equipo de Mostaza Merlo tenía muchas limitaciones pero que puede salir adelante.

—No me acuerdo. Pero no sé si me hicieron así la pregunta, pero creo que me preguntaron cuál de los Racing representaba mejor para mí al argentino, o una cosa así. No me acuerdo cómo fue. Pero si querés te digo cuál de los Racing fue el que más me gustó del todo, que es el de Mostaza Merlo.

—¿Por qué?

—Básicamente porque yo creo que hicieron de sus limitaciones una gran virtud. Ellos entendieron que era un equipo con un montón de carencias y convirtieron esas carencias en una enorme oportunidad reforzando sus virtudes, focalizando en sus virtudes. Entonces, a partir del conocimiento de todo lo que te falta, entendés que hay cosas que no podés hacer y focalizás en las que sí podés hacer- Y eso me parece que fue un planteo inteligente. Y además, te digo una cosa, un equipo muy valiente, muy valiente. Porque había que bancarse la presión de ese Racing que no salía campeón hace tantos años, 33 años creo que fueron.

—O sea que el lema de Republicanos Unidos es “paso a paso”.

—Y yo te diría que el lema, sí, ¿por qué no? Porque nosotros tenemos muchas misiones, ¿no? Tenemos misiones de corto, de mediano y de largo plazo. La principal de todas es convertirnos en un partido liberal de verdad. O sea, el primer paso, esta interna, que para muchos es un interna más, que a la gente realmente las internas no les importa nada, pero para nosotros era muy importante, porque nosotros somos lo que queremos ser. No podemos decir que somos algo y después hacer otra cosa. Porque si no, no estaríamos respetando el espíritu de nuestra razón de ser. Yo vine acá a hacer otra cosa. No hacer funcional algo mismo.

—Vos tenías, o tenés, emprendimientos gastronómicos, laburaste en unA ONG, presidiste una ONG. Tenías mucha actividad. ¿Por qué querés incursionar en política? ¿Por qué tomaste la decisión? ¿Hubo un clic en algún momento por algo en particular? ¿Qué pasó?

—A ver, yo ya venía en la vinculación con la política desde el lugar más incómodo, que era, como dijiste muy bien Diego, asociarme a ONG. Yo estaba dedicado 100% de mi tiempo profesional, dedicado a recorrer los barrios de la provincia, de la ciudad de Buenos Aires, y eso era lo que ya me tenía muy comprometido. A mí me importaba cómo se podían resolver los problemas de la pobreza, cómo generamos la recuperación de la autoestima de las personas, cómo las entusiasmamos con proyectos, cómo armamos desarrollos productivos en barrios y que fueran sostenibles en el tiempo. Eso era lo que me tenía más comprometido. Pero me llegó un llamado. Me llamó Yamil Santoro, me dijo me voy a correr del primer puesto de candidatos a legisladores.

—¿Lo conocías a él?

—Lo conocía, había estado yo en Mejorar, lo conocía de encuentros, de charlas políticas y de algún café que nos habíamos tomado, no éramos amigos, si es la pregunta. Y él había visto algo en mí, creyó en mí, hizo un enorme sacrificio por mí. Él era el primero en la lista de candidatos a legisladores. Y con tal de que yo aceptara se bajó al tercero, me dejó a mí el primero. Y lo que fue una oferta tan generosa que no pude rehusar. Y te digo que con la convicción de que tomé la decisión correcta y le voy a dedicar 8, 9 años más de mi vida, total 10, a todo vapor, a meterle y a cambiar los casos en serie.

—¿Te puede perjudicar lo que pasa con Pampita y a veces con vos, y voy?  Muchas veces ustedes salen en revistas mostrando dónde viven. La imagen de una vida cómoda, para decirlo de alguna manera. ¿Eso los puede perjudicar? Mostrar que vos tenés una vida, digamos, tranquila, acomodada, que por ahí otros no tienen. Te lo pregunto y te hago el paralelo. En algún momento fue viralizado la famosa heladera de Tombolini. Cuando Tombolini hizo una campaña apareció en la cocina y tenía una flor de heladera. Cuando justamente, me parece que uno de los lemas de campaña en aquel entonces era tratar de llenar la heladera, que no todos podían hacerlo. ¿Eso te puede perjudicar?

—Yo creo que no, al contrario. Primero, porque nada vinculado a Caro puede perjudicar. Ella transfiere valores super positivos, todos. Y sobre todo entendiendo que ella es una persona que nace de un barrio pobre, de la Pampa, y llegó a ser quien es, sola, por mérito, por esforzarse, trabajar, y se fue ganando cada paso que fue dando. Así que no. Segundo, porque yo vengo a representar un modelo, un modelo de vida. Yo quiero que los argentinos vivamos bien. Yo quiero que los argentinos merecemos vivir mucho mejor.

—¿Pero no impulsaste ningún cambio producto de tu incursión en la política, en tu vida diaria, en tus negocios?

—Todo cambia en mi vida, por supuesto. La política tiene enormes costos.

—¿Por ejemplo?

—Sí, por ejemplo, que estábamos hablando recién, yo de los restaurantes de Acurio tengo que salir. Y estoy charlando con mis socios para que ellos no sufran.

—¿Te estás desprendiendo de tus emprendimientos gastronómicos?

—Sí, de algunos. Los costos de la política, que hemos recibido situaciones incómodas, fanáticos e incluso hasta un intento de piquete tuve en La Mar. Así que me pareció que con todo lo que yo amaba de esos emprendimientos, yo a La Mar lo armé con mis manos. O sea, nosotros estábamos a dos semanas de abrir con Marcos, mi socio, y no llegábamos, no armábamos, nos quedamos sin guita, nos pusimos a trabajar nosotros, poníamos las puertas nosotros, sin nunca haberlo hecho antes. O sea, hubo una... Le dejamos sangre a ese restaurante. Hubo una apuesta de compromiso físico, económico y mental muy grande y eso es un poco... ¿Sabés qué? Volviendo a tu pregunta anterior, Diego, Eso es lo que yo quiero para los argentinos. Esto es lo que yo quiero para los porteños. Que vuelvan a creer en que vale la pena arriesgar, que se animen a invertir en lo que les gusta, en sus sueños, que les vaya bien.

—Hablando de eso, ¿no? Primero te pregunto lo bueno y malo de la gestión de Horacio Rodríguez Larreta, que es lo que observás. Y después te quiero preguntar sobre una asignatura pendiente de la Ciudad de la Argentina en general que tiene que ver con las viviendas, ¿no? Con la falta de viviendas.

—Yo creo que, como todo en la vida es importante la renovación. Bueno, hay un momento donde si vos no renovás la energía, el espíritu, el ánimo, las cosas se tienden a normalizar.

—¿Pero sólo eso o ves algo que está mal?

—No, bueno, fijate que la ciudad no puede estar ajena a lo que es la coyuntura económica, política, social de la Argentina. Vos hoy por hoy la sensación de hartazgo, de cansancio, de malestar, de desilusión, de miedo, es una transferencia directa de Nación, por supuesto. Si vos me decís a mí, esta es la ciudad que yo me imagino, sin abstraerla del marco nacional, y es difícil decirte que estoy del todo conforme. No, no estoy conforme.

—¿Y a dónde pones el acento? Te lo pregunto porque el otro día vino Espert y me dice “Cárcel o bala”, que tiene como lema respecto a las protestas en las calles. Sobre este punto en particular: las protestas, los planes, ¿cuál es tu visión?

—Bueno, yo creo que fue muy claro siempre también en mi posición. En esta recorrida, como te decía, con mi ONG, por los barrios y entendiendo qué es lo que compone, cuáles son los problemas y cómo se resuelven temas de la pobreza, también lo hice desde el legislador metiéndome en los piquetes y metiéndome en las manifestaciones. Y te voy a decir que descubrí varias cosas haciendo este ejercicio.

—A ver.

—Lo primero es, lo más importante me parece, que es que las personas que están ahí no quieren estar ahí. O sea, los que están ahí en la protesta, están ahí porque los obligan. Tendrían que estar haciendo otro tipo de laburo, educándose, ocupándose de otras cosas, y sin embargo si no están ahí les sacan el plan. Y ese plan es muy importante porque es el complemento con el cual llegan a fin de mes.

—¿No crees que son gente que protesta espontáneamente por carencias?

—No, por supuesto que las tienen, y tendrían motivos por los cuales protestar seguramente, pero no están ahí por voluntad propia. O sea, ellos no están ahí porque quieren, están ahí porque los obligan. Y estas personas que los obligan, que sí son los seres oscuros, inmorales, los patoteros, los violentos, son los que hay que sacar del sistema. Sacar del sistema desde incorporando tecnologías que permitan al Estado tener un vínculo directo con las personas que reciben el plan. Hoy tenés tecnologías como blockchain que no necesitas ningún intermediario, podés tener Anses, personas que reciben un plan, un vínculo directo, transparente, público, inalterable... Eso me parece que es un buen criterio, quitarle ese poder. ¿O vos le darías la plata a tuya, tus ahorros a Gabois, a Pérsico, a Belliboni?

—Yo lo que pongo ahí el acento es si está mal que la gente que está necesitada se organice. Yo eso no lo veo mal, que se organice para reclamar.

—No, pero ahí viene el segundo tema. Independientemente de los criterios y las lógicas con las que construimos las políticas públicas…vos tenés hoy por hoy la mayor caja de la Argentina, el mayor presupuesto de la Argentina puesto en Desarrollo Social. Hasta el punto que es 80 veces el presupuesto de seguridad, es 40 veces el de producción, es 20 veces el de economía y es 8 veces el de trabajo. Lo que hay que hacer es dejar de pensar como si fuéramos pobres y queremos ser pobres. Dejar de querer ser pobres es una primera decisión para empezar a resolver los problemas. ¿Cómo significa esto? Significa poniendo a la inversa todo tu presupuesto en producción y en trabajo. Vos tenés que volver a darle estímulos al sistema productivo para que se ponga de pie y se ponga a trabajar. Es todo lo contrario. El ancla, el ancla del presupuesto … fíjate cómo pasa, cómo funciona. De Nación viene el presupuesto a Desarrollo Social. De Desarrollo Social a economía popular, Pérsico. De economía popular, Pérsico, a los movimientos sociales e intendentes amigos. De los intendentes amigos y movimientos sociales a los punteros políticos. Y después a los punteros políticos les llega recién a las personas.

—No estás en contra de los planes sino de los intermediarios.

—Pero fijate toda la estructura de costos que te acabo de decir que es un peso sobre la espalda del todo.

—¿Pero entendí bien o no sobre lo que pensás? Que no haya intermediarios.

Pero eso definitivamente. Definitivamente. Que no haya intermediarios, que además lucren con el malestar, con la miseria y con la pobreza de las personas.

—Vamos a picantear un poquito.

—Dale.

—Vos dijiste “por ahí” voto a un candidato liberal a presidente, me dijiste puede ser Milei, puede ser Esper. Ahora, Milei ha tenido algunas propuestas que hicieron ruido como mínimo, ¿no? Voucher para la educación, venta de órganos, de bebés, ¿Con eso estás de acuerdo?

—No. Voucher de la educación, sí.

— ¿Sí?

—SÍ, Lo demás no. Y te voy a decir por qué voucher de la educación, sí. Porque me parece que está bueno que a las escuelas se las premie por los resultados positivos que logren.

—Pero el tipo pobre que no tiene un mango, ¿qué pasa? ¿Puede estudiar?

—Obvio. Tiene un voucher, que con ese voucher va a irse a escribir en la escuela pública que quiera.

— ¿Y quién le da el voucher?

—El Estado. De la misma forma que con el dinero de los contribuyentes solventa los costos que hacen que la desigualdad social exista.

—El Estado solventa la desigualdad social. ¿Por qué el voucher?

—Porque ¿sabes qué significa ese voucher? Que si no quiere ir a esa escuela pública puede ir a otra. Sí. Incluso hasta privadas. O sea, yo creo que acá lo que tenemos que empezar a poner en valor es la competencia. Toda nuestra lógica económica se construye a partir de que para que la Argentina se ponga de pie y logre buenos negocios con el mundo, es compitiendo con el mundo. Nosotros creemos que la competencia nos eleva, nos hace mejores personas. Yo quiero que los institutos educativos compitan entre sí también. Quiero que entre ellos hagan todos los esfuerzos necesarios para ofrecer la mejor de las educaciones a tal punto que haga que la gente quiera ir a estudiar a esos lugares.

—Pero la educación en Argentina es valorada, ¿no? Vienen mucha gente de distintos países a la universidad pública, por ejemplo, a estudiar. Sin vouchers del medio.

—Sí, sí, sí. Tiene enormes reconocimientos y yo me saco el sombrero me parece que tiene un reconocimiento mundial y eso no significa que no se pueda mejorar.

—¿Vos decir que para mejorarla hacen falta los voucher?

—No, es una idea. Vos me preguntás si estaba en contra. Estoy siempre a favor de lo que genere que las distintas instituciones educativas o vinculadas a cualquier otra cosa se esfuercen por ser mejores. Bien. Yo quiero una sociedad que se levante todos los días, todas las mañanas con muchas ganas de ser mejor que el día anterior.

—Te hablé de propuestas ajenas, de Milei. Decime algunas propias para la ciudad,

—Bueno, presentamos un montón.

—Por eso, dos o tres.

—Bueno, te puedo decir la de salud, donde proponemos una cuestión de orden interjurisdiccional donde los vecinos de algún municipio que se atienden en la Ciudad de Buenos Aires se atienden por supuesto y como siempre tienen que firmar nomás y después se le manda la cuenta al municipio de donde vienen. ¿Digamos? Esto, ¿qué lográs? Bueno, primero que los impuestos de los porteños no financien la salud de personas que no viven en la ciudad. Y lo segundo es que si al municipio vos le empezás a cobrar por lo que no gasta de su presupuesto en salud y empieza a entender que el capital político se lo está llevando a otro, lo que va a terminar logrando es que como tiene que pagarle igual, lo empiece a invertir en salud en su propio municipio. Entonces va a terminar logrando el incentivo de que mejore el servicio local. Y yo creo que con ese tipo de redireccionamiento de los incentivos ganamos todos. Eso es uno.

—¿Otro?

—Te puedo decir, por ejemplo, que hemos propuesto tirar el edificio de la 9 de julio.

—El de Desarrollo Social. El ex de Obras Públicas.

—Si, básicamente por dos razones. El primero es, esto por supuesto no lo hago solamente pensando que es una buena idea tirar el edificio que está en el medio de la 9 de julio, la principal avenida que conecta norte-sur con la ciudad, 140 metros, 22 carriles y en el medio, con un efecto de embudo que joroba el tránsito.

—¿Por el tema del tránsito?

—No. Solamente por eso no. A ver. Porque me parece que es hora que los argentinos, los porteños, salgamos a nuestra zona de confort y nos animamos a debatir los temas. Primer debate. ¿Podemos pensar en una ciudad de Buenos Aires más moderna, articulada, que le vuelva a dar la cara al río? ¿Cuánto estamos dispuestos a dar un salto de calidad hacia el futuro? Segundo debate que pongo sobre la mesa. ¿Podemos salir de la lógica, más planes represión, más planes represión, y mudar el edificio, el Ministerio de Desarrollo Social de ese edificio que concentra la mayoría de las protestas, tuvimos 800 el año pasado? ¿No te parece razonable, Diego, que en vez de estar el ministerio en el medio de la 9 de julio, no estuviera en un lugar donde pueda ofrecer un mejor servicio a quienes lo necesitan?

—Si, alguien te diría que estás actuando sobre las consecuencias, que es, bueno, lo corremos porque ahí son las protestas y dificulta el tránsito que en vez de actuar sobre el fondo de la cuestión, que es resolver la situación de los que protestan para que no haya más protestas.

Una buena manera de resolver los problemas de las personas que protesta es dejando que los que quieren trabajar puedan trabajar, los que quieren producir puedan producir, los que quieran educar pueden educarse. No pierdan el tiempo en cortes. Es una buena nueva concepción. Pero de todas formas yo te diría que hay que dar un poco de valor.

—¿A dónde protestaría la gente?

—Yo creo que hoy por hoy...

—Porque estamos hablando de 50% de pobreza, digamos, ¿no? Me parece que es legítima la protesta. Puede haber alguna gente que no la hace de manera legítima pero en general me parece que en este país con 50% de pobreza es legítima.

—Te doy un dato curioso. Desde hace más de 30 años que el crecimiento del gasto público viene en sintonía y de forma exactamente igual, vos ves el gráfico del crecimiento de la pobreza y es lo mismo. ¿Sabés lo que te quiero decir con esto? Seguí haciendo crecer tu gasto público, que vas a seguir haciendo crecer a la pobreza. Entonces, yo creo que si lo que nos preocupa a nosotros es la pobreza, no puede haber nada que obstruya la producción de la Argentina. Cuando uno produce en la Argentina, el Estado expropia el 60 y pico por ciento de lo que vos generás. Mirá si no necesitará que los argentinos podamos trabajar y producir para poder recaudar más y resolver los problemas tantos problemas que ha generado el mismo Estado. Ahora volviendo a lo anterior, fíjate lo que hizo el gobernador de la ciudad metió el ministerio de educación en la 31. Ahora esa zona de la 31 está iluminada tiene muy bien las calles le ha dado una calidad de infraestructura que antes no tenía, enfrente al ministerio está lleno de localcitos nuevos, le ha dado trabajo a un montón de familias y ha generado un nuevo polo pequeño, comercial y productivo. Entonces, lo que nosotros tenemos que empezar a hacer de forma valiente, para salirnos simplemente de las discusiones obvias ya gastadas, que no llevaron a ningún resultado, es pensar de forma creativa cómo podemos de repente colaborar a que algunas cosas se vayan solucionando.

—Vamos a terminar. Yo te diré un nombre, me respondés con una palabra o pocas palabras. —Poca palabra, dale.

—Alberto Fernández.

—El peor presidente de la historia.

—Cristina Kirchner.

—El mal, El peor de los males de la gente.

—Sergio Massa.

—Un oportunista.

—Wado de Pedro.

—Más de lo mismo.

—Juan Grabois.

—Mirá, me voy a extender un poquitito porque lo vi el otro día en la manifestación esta grande que hicieron hace poco en 9 de julio. Yo estaba en el medio caminando de hecho estaba grabando un vídeo que después fue un proyecto que presenté el protocolo antipiquetes Y estaba grabando eso al lado mío. Y lo tenían rodeado, él iba con 8 o 10 matones. Y en un momento se para en el medio y  lo rodean unas personas y se genera una especie de tumulto. Y él estaba así, levantando los brazos. Como disfrutando de ese momento que estaba viviendo.

—¿Pero eso se generó porque te vio a vos o por la situación?

—No, yo no creo que me haya visto. Lo que quiero decir es… no lo conozco pero debe tener un problema de ego brutal, ¿no? Debe estar convencido, equivocado, y convencido de algo que claramente no es, ni nadie lo necesita.

—Horacio Rodríguez Larreta.

—Trabajo.

—Manes.

—No lo tengo claro todavía. Yo creo que tiene mucho por aportar, pero le falta definirse.

—Bullrich.

—Determinación.

—Morales.

—Radical.

—Myriam Bregman.

—Ah, imposible.

—López Murphy.

—…

—Qué silencio.

—Sí, porque quiero respondértelo en una palabra y no sé cuál elegir, tengo muchas. Yo te diría un tipo que todavía tiene para aportar.

—¿Roberto García Moritán?

—El futuro.

—Gracias, Roberto.

—Muchas gracias a vos, Diego.