Este documento resulta un anexo del informe Nro. XXX de Giacobbe & Asociados que hemos realizado entre el 16 y el 18 de Agosto de 2021 en la Provincia de Buenos Aires. Un mes antes de las elecciones PASO. Resulta provocativo ver como, pese al clima de fastidio que todos sentimos respecto del ambiente político en general, la ESPERANZA predomina a la hora de describir en una palabra la sensación que provoca la elección.

¿En cuáles públicos habita la esperanza? ¿Qué puede significar? ¿Esperanza de qué? Se abren preguntas inquietantes sobre las que intentaremos bosquejar respuestas que, por supuesto, quedan a criterio de los lectores, que bien pueden realizar las suyas propias.

Generamos entonces una serie de aperturas para entrar más profundo en los datos. Según rangos etarios e intención de voto por espacios son las más elocuentes. Surgen datos que demuestran que, pese a lo que la intuición podría indicar, los públicos que parecen estar más alejados resultan los más coincidentes entre sí, y los más cercanos a otros, los más alejados.

DIME QUÉ EDAD TIENES Y TE DIRÉ CUÁNTO TE EMBOLA VOTAR

Si bien ESPERANZA predomina en los tres rangos etarios, hay diferencias significativas, resultando absolutamente predominante cuanto más alta la edad.
En mayores de 51 años es inmensamente significativa. A este rango etario, que vivió una época de la Argentina donde no hubo democracia, todavía las elecciones le genera la sensación de ser el instrumento que puede cambiar todo para bien. “Con la democracia se come, se cura y se educa”, aquella frase hermosa de Raúl Alfonsín, parece estar tatuada en la memoria colectiva.

Para el resto de las edades, el poder de la democracia no parece ser tan mágico. En público entre 31 y 50 años la esperanza claramente pesa menos y crece el ASCO y la INDIFERENCIA, aunque también la DEMOCRACIA y la OPORTUNIDAD.

La mayor parte de ellos pudo acceder al voto cuando cumplió los 18 años. En los más jóvenes (16 a 30 años) el clima es distinto. La esperanza se equipara con el FRACASO, la  INCERTIDUMBRE, y la DECEPCIÓN. La democracia y el voto no son rarezas ni conquistas, sino una normalidad que no construye magia que solucione problemas, sino que crea pobres, inflación, conflictos sociales y un futuro negro como una nube de tormenta.

SEGÚN VOTO POR ESPACIOS POLÍTICOS

Parece haber tres mundos diferentes. Los espacios que “están en la pelea”, los
que van “por lo simbólico” y los indecisos. Las diferencias y similitudes resultan
curiosas.

En el primer mundo, hay esperanza entre las tres fuerzas que parecen destacarse para esta elección: el Frente de Todos, Juntos y los liberales. Aunque parezca mentira, pertenecen a un mismo mundo donde se cree que las elecciones pueden cambiar algo. En sentidos opuestos, claro.

Los tres empujan con la fuerza de estar “disputando algo”. Estimo que la esperanza del Frente de Todos radica en ganarle a Juntos, por ende, producirle una derrota al neoliberalismo, a los noventa, a la embajada de los EEUU, a los medios hegemónicos, a los poderes económicos y demás. La esperanza de que, derrotando “al otro” el país puede empezar a mejorar.

La de Juntos puede ser exactamente la contraria. Derrotando al kirchnerismo, al populismo, al chavismo, a Venezuela y Cuba, incluso al comunismo, entonces el país puede iniciar la marcha hacia enderezar su rumbo.

Los liberales pueden radicar su esperanza en que, abriendo un espacio significativo que sea diferente a los anteriores, entonces todo puede mejorar.

“A” tiene esperanza en ganarle a “B”. “B” en ganarle a “A”, y “C” en ganarle a los otros dos.

En un segundo mundo de esperanza ausente, los peronistas no kirchneristas y los votantes de izquierda juegan otro juego donde priman otras sensaciones. INDIFERENCIA y NOSTALGIA entre los primeros, e INNCESESARIAS y FILTRO entre los segundos. Se fugan de la pelea que genera entusiasmo y pugnan por las dignidades robadas a sus identidades disueltas en el eco de la historia.

Por ultimo, los indecisos son otro tercer mundo aparte. En la Provincia de Buenos Aires representan casi el 20% del electorado y todos los espacios políticos intentan seducirlos. Mientras tanto los investigadores estamos tratando de investigarlos , comprenderlos y predecirlos.

Pero están enojados con todo y con todos. Las palabras que predominan son terribles: ASCO, FRAUDE e INDIGNACIÓN para retratar solo las primeras. Con esa carga emocional construirán decisiones. Ir o no ir a votar, en primera medida. Votar en blanco o voto afirmativo, en segunda. Engancharse o no en la grieta, tercero.

Votar al menos peor, por último. Los días que quedan son decisivos y las campañas no tienen nada interesante para decir excepto señalar los errores de los rivales. En este contexto, estas
nubes de palabras dejan de ser tan “extrañas”.

Siendo la esperanza un concepto que puede parecer positivo y romántico, intento describir que no parece ser una esperanza en el país, ni en los candidatos en particular, ni en sus propuestas inexistentes, sino en eliminar electoralmente a los demás.