No lo vio venir Cecilia Giménez, de 82 años, cuando improvisó la restauración más famosa del mundo. En el gesto de intentar arreglar el fresco "Ecce Homo" de Borja, que produjo esa imagen deforme del Cristo que pintó Elías García Martínez a principios del siglo XX, la octogenaria no sospechó que el solo tecleo de su nombre en el buscador de Google produciría 4,6 millones de resultados al poco más de un mes después de ese 22 de agosto, cuando el hecho salió en los medios de comunicación.

O que el nombre de aquel fresco multiplicaría por cuatro los hits de esa búsqueda. Que su figura produciría risas, burlas y luego simpatía y compasión en el infinito océano de la red. Y que a esa restauración también la llamarían "Ecce Mono". Mucho menos imaginó que eso que hizo se convertiría en una indudable fuente de dinero

"Es un caso único, sin antecedentes en la jurisprudencia", le dijo Antonio Carreras Rivera, uno de los abogados de Giménez, que prepara una demanda por los derechos de autor . He allí la complejidad del asunto: no se sabe ahora quién es el autor de la obra y quién es el dueño de sus derechos, si los herederos del artista original o Cecilia Giménez.

"Estamos estudiando qué derecho nos pertenece. En el caso de que tuviéramos derecho a percibir una compensación económica lo destinaríamos a fines benéficos. Cecilia no quiere lucrar", detalló Carreras.

Es lo que en esencia contiene el comunicado que el 20 de septiembre su despacho hizo público para negar que su representada quiera beneficiarse por derechos de autor. Y una vez se decida quién es el propietario material e intelectual de la obra -o las obras-, entonces tomarán acciones, que podrían ir por el camino de la demanda "por daños y perjuicios. No vamos a permitir que terceras personas, marcas comerciales, se lucren a costa de Cecilia", afirmó Carreras.

Pero no está claro ni siquiera quién toma tal decisión, explicó Mundo Francisco Arilla, alcalde de la localidad de Borja y presidente de la Fundación Sancti Spiritus, propietaria de la sede de la ermita del Santuario de la Misericordia, donde está el fresco.

"Por las consultas que hemos hecho con distintos abogados, no se sabe qué jueces podrían decidir, y aquí es donde hay que tomar una decisión salomónica. Los expertos legales también están confusos".

Entre tanto, la fundación que preside Arilla registró la pintura original con la marca "Eccehomo Borja para evitar que se hiciese un uso indebido de la imagen original". Lo que sigue sin registrar es la celebérrima imagen que dejó Cecilia Giménez tras la restauración.