El juez federal Norberto Oyarbide procesó hoy a 12 personas, entre ellas Rodolfo Bomparola y la modelo dominicana Zahina Rojas, en la causa en la que se investiga a una banda acusada de vender drogas a famosos en la zona porteña de Las Cañitas. A todos se los encontró responsables del delito de "comercio de estupefacientes agravado por el número de personas intervinientes", pero a Bomparola y a otras seis personas se les dictó además la prisión preventiva por lo que seguirán detenidas.

En tanto, la modelo y el resto de los involucrados seguirán en libertad.

La investigación comenzó hace seis meses y, por orden del juez Oyarbide, efectivos de Drogas Peligrosas de la Policía Federal realizaron 15 allanamientos en la Capital Federal y el conurbano, donde se hallaron drogas como cocaína, marihuana, LSD, crack, éxtasis y cristal, que se vendían al menudeo.

Uno de los procedimientos se realizó en el departamento "E" del piso 11 de un edificio situado en Olleros al 1800, donde vivía Alejandro Chávez, el sindicado cabecilla de la banda, quien se suicidó de un tiro en la boca ante la irrupción de los policías. Según los pesquisas, Chávez era uno de los líderes de la organización, tenía una condena por tráfico de drogas y en su casa se encontró un pan de cocaína de un kilo y medio.

El otro acusado de liderar la banda es el detenido Gastón Mercau, quien había alquilado el departamento de la localidad bonaerense de Olivos, ya había estado detenido en diciembre y a quien le secuestraron una camioneta BMW X6, valuada en 100.000 dólares. En la causa también estuvo presa un día Rojas, sindicada como quien vendía la droga a los consumidores de clase alta en restaurantes de Las Cañitas.

El 20 de diciembre pasado, Bomparola, hermano de la diseñadora de ropa Evangelina Bomparola, y los otros seis detenidos ya habían recibido un revés de la Justicia cuando la Cámara en lo Criminal Federal les rechazó su excarcelación. La sala II, integrada por los camaristas Horacio Cattani, Martín Irurzun y Eduardo Farah, consideró que los imputados pueden fugarse o "entorpecer" la causa.