El cura Julio César Grassi, condenado a 15 años de cárcel por abuso sexual agravado de menores a su cargo, quedó detenido en el penal de máxima seguridad de Campana.

Fue trasladado desde la unidad carcelaria de Ituzaingó tras la polémica que surgió sobre las condiciones privilegiadas de detención, y ante el malestar que generó esta situación entre los presos de ese penal.

En tanto, el Obispado de Morón volvió a dudar del fallo de la Justicia. En un comunicado, anticipó que esperará a “que haya una sentencia firme para dar inicio a los procesos canónicos correspondientes” contra Grassi.

Por Continental, el doctor Sergio Piris, querellante en la causa y abogado de Gabriel, una de las víctimas, remarcó que “la Justicia nunca controló al acusado y dejó desprotegidos a los menores abusados”.