Ricardo Javier Ocampo, el autoproclamado gurú que se hace llamar Maestro Amor, fue condenado a 14 años de prisión al haber sido encontrado culpable de seis hechos de abusos sexuales agravados contra dos adolescentes cordobeses que vivían con él en sus residencias de Miraflores y Colonia del Valle, dos localidades ubicadas a unos 20 kilómetros de la ciudad de Catamarca.

Este caso marcará la historia judicial argentina en la aplicación del artículo 119 del Código Penal, ya que el abuso sexual fue agravado por la condición de "maestro" que Ocampo tenía sobre las víctimas. Es un fallo que puede ser tomado como referencia para otros casos que involucren a "gurúes" o "maestros".