Como consecuencia del desplome en las ventas de autos, el Gobierno convocó para hoy a los distintos eslabones de la cadena automotriz para discutir la posible “marcha atrás” o modificación al impuesto interno aplicado a los bienes de lujo sancionada por el Congreso en diciembre último.

Esta suba del impuesto, que entró en vigencia a partir del 1° de enero y coincidió con los aumentos originados por la devaluación, provocó, en algunos casos, subas de hasta 100 % en los vehículos 0 km de alta gama. Pero además, también arrastró al resto del mercado a un aumento generalizado de precios.

La mayor presión para que se discuta el tema partió precisamente de la Asociación de Concesionarias (ACARA), donde estiman que para febrero la caída en la comercialización podría llegar a 30%. En las concesionarias de autos de alta gama, como Mercedes Benz, Audi, Porche o Kia, las ventas son prácticamente nulas, aseguran.

Por esta razón, las concesionarias, junto con el gremio de SMATA vienen explicando a los funcionarios el aspecto más vulnerable de la situación: la pérdida de numerosos puestos de trabajo. “Con la retracción del mercado, en marzo, habrá seguramente reacomodamientos en las empresas”, señaló a Clarín, Ruben Beato, secretario general de ACARA.

La reunión con Jorge Capitanich, el jefe de Gabinete, promete ser multitudinaria ya que, solo por la Asociación de Fabricantes (ADEFA) participarán cuatro representantes. También se sumarán los directivos de ACARA, de SMATA y de AFAC, la entidad que nuclea a las empresas autopartistas. La posición de las automotrices es insistir hasta que se elimine el impuesto pero -dado que este escenario es bastante improbable para el Gobierno, ya que la ley fue sancionada por el Congreso- la opción es pujar por una reducción de las alícuotas o una elevación del piso de los valores de las unidades. La idea es evitar que los vehículos de producción nacional empiecen a pagar este gravamen y se limite únicamente a los importados de alta gama. Según la ley, el Gobierno tiene la facultad de modificar estas variables, por lo que se recurriría a esa herramienta para tratar de frenar la caída en ventas.

El impuestazo alcanza, en un 30%, a los autos que superan el valor de $170 mil y en un 50% a aquellas unidades que superan los $210 mil. Pero derrama “en los autos de fabricación nacional con un alto componente de materiales importados”, agrega Beato.