Entre críticas a la austeridad y la "oligarquía económica" griega, Alexis Tsipras se presentó como campeón de la Europa social y advirtió que el fracaso de la negociación entre Grecia y sus acreedores anunciará "el principio del fin" de la eurozona, empezando por Italia y España. Un día antes del encuentro previsto con el presidente de Francia, Francois Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, el primer ministro de Grecia explicó que para Syriza, la pronta solución del "problema financiero" no es un fin en sí mismo. 

Según explicó el premier heleno en un reportaje al Corriere della Sera, la importancia de la actual negociación está en que abre el camino a la definición de "cómo retornará Grecia a los mercados con una economía competitiva en el tiempo más breve posible". Si no se llegara a un acuerdo, agregó, "en los cuatro años que nos corresponde gobernar terminaremos nuestro trabajo. No traicionaremos al pueblo griego".

Además, Tsipras planteó que su país no negocia solo por su propio interés sino por el del conjunto de los europeos, y diferenció al conjunto de los líderes políticos europeos de quienes, como él, siguen creyendo en una democracia solidaria para Europa. "Si los líderes europeos no pueden manejar un problema como el de Grecia, que representa el 2% de su economía", planteó el desde hace cuatro meses primer ministro, "¿cómo reaccionarán los mercados ante países que enfrentan problemas mucho más grandes, como España o Italia con deudas públicas de 2.000 millones de euros?".

Si Grecia cayera en cesación de pagos, predijo, los mercados "irán de inmediato por otro país". Un fracaso en las negociaciones, enfatizó, "no le conviene a nadie", afirmó. Por ese motivo, a la inversa de sus contrapartes, Tsipras se muestra optimista ante las negociaciones, que seguirán con una nueva presentación de Grecia, "sin recortes a pensiones y subsidios", exigencia del FMI, el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea (CE) que califica de "inconcebible". Dirigiéndose a sabiendas al público de un país en el cual las medidas de austeridad también provocan serias estrecheces, el premier heleno sugirió que "especialmente los países del Sur (europeo) deberían apoyar la posición griega: es su propio interés". Admitir las propuestas de recortes de pensiones y subsidios a jubilados pobres "mientras se mueren de frío" sería asestarle un "golpe durí­simo a la Europa de la democracia y la solidaridad social en la que algunos de nosotros seguimos creyendo apasionadamente".