El primer ministro griego Antonis Samaras solicitó formalmente al presidente de la República, Karolos Papulias, la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones el próximo 25 de enero. "El pueblo no quiere elecciones. No eran necesarias. Se han convocado por el egoísmo de algunos partidos", declaró Samaras antes de su encuentro con Papulias.

Esta misma tarde comenzará oficialmente la campaña electoral, que tan solo durará 26 días y se espera que se desarrolle en un ambiente de máxima polarización y crispación. El partido de Samaras, Nueva Democracia, ya anticipó que una de sus consignas será advertir del peligro de que Grecia salga del euro en caso de una victoria del izquierdista Syriza. Por su parte, el partido de Alexis Tsipras intentará combatir lo que ha calificado de "campaña del miedo" y combinará promesas de mejoras sociales con el compromiso de negociar con los socios europeos.

Una de las primeras tareas del nuevo Parlamento, que será constituido a más tardar diez días después de las elecciones, será precisamente elegir a un nuevo presidente de la República, tras no conseguirlo la cámara actual. En esa ocasión, el candidato a presidente ya no requerirá el respaldo de dos tercios de los diputados en las dos primeras votaciones (200 votos) y de tres quintos en la tercera (180), sino que será suficiente con sumar 180 en la primera, 151 (mayoría absoluta) en la segunda o mayoría simple en la tercera.